lunes, 27 de abril de 2009

Último sueño de invierno
por La Panotxa

Llevaba cuatro noches consecutivas soñando lo mismo. Casas que ardían, llamas devoradoras, incendios incombustibles, todo bajo mi atenta mirada y yo, observador inútil, sin poder hacer nada. La impotencia del espectador.
Mi mujer siempre me calmaba diciendo que eran sueños nada más, que no tenía que preocuparme.
Pero yo me preocupaba. La intensidad de las llamas era tal, que algunas noches podía sentir el calor en la piel, aproximándose a mi cuerpo.
Aquél invierno estaba siendo especialmente duro. Nevadas y un frío helador que obligaban al ciudadano a calentarse la casa como fuera. Calentadores y estufas trabajaban a destajo, a veces incluso por encima de sus posibilidades, lo que había provocado en más de una ocasión incendios accidentales, con resultados lamentables. La televisión esos días no hacía más que informar sobre estos trágicos sucesos, llamas que irrumpían en la noche para despertar o dormir para siempre.

-Amets cariño, estás impresionado, eso es todo. ¿Quieres hablar con alguien del tema, para que te quedes tranquilo?

Mi mujer, Sua, hacía lo posible por animarme y restarle importancia a estas pesadillas, que me gobernaban y empezaban a dominarme. Durante el día había momentos que transcurrían tranquilos. En la editorial donde trabajaba me distraía con los pedidos y con el diseño de las portadas de los libros, pero hasta eso fue cambiando progresivamente. El recuerdo de mis sueños me atormentaba y a medida que la oscuridad se apoderaba del día mi inquietud comenzaba a aumentar.
Mis noches se empezaron a teñir de rojo, cada vez con más frecuencia. Me despertaba entre sudores y gritos, me palpaba las manos, el pelo, pensando que esta vez sí, ardía en una pira infinita.
Mi trabajo se vio repercutido, los dibujos que elaboraba para los libros, en su mayoría infantiles, se habían tornado siniestros, llenos de sombras amenazantes y de un fuego que se intuía, como una fiera a punto de saltar a por su presa.
Tenía miedo de la noche, miedo de soñar. Aunque me sentía tranquilo cuando Sua estaba conmigo porque ella siempre intentaba sosegarme. Era mi bálsamo. Aunque no entendiera muy bien lo que me pasaba, estaba ahí para despertarme y recordarme que todo era un mal sueño.
Pero tres días a la semana, ella se tenía que ir; trabaja en una firma de cosméticos y estaba en plena época de campaña, viajando por todo el estado.

-Me quedo contigo, les diré que estoy de baja, que me encuentro fatal…
-No no, de verdad, estaré bien, no te preocupes.

Pero en el fondo estaba aterrorizado, porque las noches que estaba solo en la casa, mis sueños aumentaban. Veía arder pisos, llamas que salían por las ventanas, gente que gritaba, humo, y yo en medio de todo, sin saber qué papel tenía, pero por alguna razón, me sentía responsable. Como si de alguna manera fuera yo el que los provocaba.
Las noticias de incendios en las casas empezaron a aumentar, y se temía que no fuera solo a causa del mal estado de la instalación eléctrica. La duda se instaló en mí como un parásito que me corroía por dentro, que invadía mis pensamientos, que enturbiaba mi alma, mi conciencia.
¿estaba yo provocando los incendios?
De qué forma maligna estaba involucrado, ¿había relación entre lo que soñaba y lo que estaba pasando?
¿Era yo, sin saberlo, un pirómano?

Una noche sin luna, tendría aterradora respuesta a mis incógnitas.

Soñaba de nuevo, llamaradas incontroladas se apoderaban del espacio, se acercaban, sentía el infierno a mi lado, avanzando y el ruido era insoportable y el olor, era tan real….
Abrí los ojos de repente, de par en par, no podía creer lo que estaba pasando. Todo mi cuarto ardía, las llamas me rodeaban, las cortinas, la mesa, la cama empezaba a combustionarse, no había salida!
Miré a la puerta y allí la vi.
Mi mujer, detrás de las llamas, con una mirada diabólica, sostenía un bidón de gasolina.

- Amets cariño, quien sueña con fuego, acaba quemándose.

Nota al lector, lectora: Los nombres de los personajes son vascos. En euskera, Sua significa fuego, y Amets quiere decir, sueño.

viernes, 24 de abril de 2009

Canciones para pasear por la ciudad

Mientras resuelvo un par de cuentas pendientes que tengo con dos ilustres colaboradores de esta santa casa, he querido recuperar una vieja mixtape recopilada hace ya un par de años (2007, qué lejos quedas) por estas mismítas fechas. Entonces la bauticé como 'Canciones para pasear la ciudad' y recomendé a todos los que se la regalé que hiciera caso del título. A vosotros, os recomiendo lo mismo (a los que no viváis en la ciudad, también). Y por eso, esta vez también dejó la mezcla en versión descarga directa aquí. Hacedla un hueco en vuestro reproductor mp3 y gozad.

Espero que la disfrutéis tanto como lo acabo de hacer ahora al escucharla de nuevo. Los sentimientos que la inspiraron, grabados a fuego en la textura de cada canción, eran otros, igual que la ciudad por la que pasear, pero el espíritu permanece y se puede resumir en una palabra: guasíbilis.

Si hace falta tracklist, estaré encantado de facilitarlo.



Pd. 'Rosa también abandonó la ferretería' me empieza a molar como título para una futura mixtape.

sábado, 18 de abril de 2009

Euskadi kalé

Aunque ya conocía a esos titanes llamados Euskalorros de trastear por las páginas del TMEO, no había caído en toda su grandeza hasta encontrarme con su álbum monográfico ‘Euskalorros en el mundial de fútbol’. No tanto por la mortadelesca y bizarra aventura de 30 páginas que lleva a Fieruko, Jirao, Perretxe y Chinorras hasta la Copa del Mundo de 2006 en Alemania, como por la recopilación de historietas previamente publicadas en el TMEO, entre 2003 y 2005, desde el nacimiento de las criaturas hasta el estallido de la huelga de los pastilleros de Sestao.

Los abertxatxos se inician en la cultura batasuni, casi por casualidad, una tarde de violencia callejera cualquiera, en el casco viejo de una ciudad vasca cualquiera. El robo iconsciente de una furgona de la Ertzaintza, que acaban empotrando contra la primera pared que se encuentran por el camino, despierta la admiración de los ojeadores de la kale borroka, siempre dispuestos a subvencionar cursillos en las Landas a cualquier promesa gudari que quiera dar el salto al primer equipo.

Pero no es éste un cómic sobre política, ni muchísimo menos ideológico. Si bien
Abarrots, el autor, juega diestramente con los tópicos del abertzalismo (contenedores en llamas, zipayos que lanzan pelotas de goma, ropa de montaña, pendientes de aro, tardes de entrenamiento en el Gorbea, reuniones clandestinas en el Sur de Francia); lo que realmente define a los Euskalorros es precisamente “liar pollos” y, siempre que sea posible, bien puestos de alguna sustancia dopante (la droga es muy importante, y su subcultura euskalduna muy bien pintada). Comportamientos los de estos muchachos que, como es normal, sacan de quicio a sus siempre ortodoxos compañeros borrokas.

Y me jode no haber reparado antes en la belleza y profundidad de estos personajes, libres como el viento y maleducados como un pedo pintor en la cara de la infanta Leonor (me ha salido otra rima). Yo estoy por nominar el titulo como el cómic de mi generación. Porque a nadie se le había ocurrido antes que en vez de desalojar autobuses urbanos para prenderles fuego, se podrían simplemente robar y venderlos luego al chatarrero. Claro que la pasta sería para comprar más espiki de Basauri (y 2).

Un par de regalicos para los que continuan confiando en la salud de guasíbilis. Aquí una guía para aprender a fumar porros si eres un chavalillo y le has pillado china por primera vez a uno del instituto (o algo así), ilustrada por Abarrots, y un interesante estudio sobre la representación de la etnia gitana en el tebeo. Y no se pierdan el video de más abajo.

sábado, 4 de abril de 2009

Teenager, freak (and proud)

ESCENA #01: EN LA HIGH SCHOOL

(sonido sucio de TV y proyector girando)

...

NICK: Ey, Lindsay.

NICK: Oye, te veo un poco de bajona. ¿Estás guay? ¿Te encuentras bien?

LINDSAY: Mi vida apesta.

NICK: Vale, escucha. Cuando acabe esta mierda, tú y yo nos vamos a largar de aquí. Tengo algo que enseñarte.

NICK: Algo que te va a gustar mucho.

ESCENA #02: EN LA RESIDENCIA DEL SARGENTO ANDRÓPOLIS

NICK: Prepárate para flipar.



NICK: Quédate con esto, tía. Esto es una batería de 14 bombos y toms...

...8 toms de base...

...4 splashes...

...2 gongs...

...10 tiras de cascabeles...

...5 cajas...

LINDSAY: Vaya...

NICK: Mira, estos putos profes nos quieren ver trabajar, ¿sabes? Y yo digo, guay, pero déjame hacer el tipo de trabajo que yo quiero hacer. Y para mí, Lindsay, es mi... es mi batería, tía. Esta es mi pasión, ¿sabes? Esta es la esencia de lo que yo soy ahora. Pero antes de tener esto, yo también estaba perdido. ¿Ves lo que digo? Tú necesitas enontrar... tu razón para... para vivir, tía. Tú tienes que encontrar tu super batería gigante.

(Freaks and Geeks, capítulo piloto)