De cuando en cuando,
The Beatles vuelven a mi vida como una gran bofetada. Como si no se hubieran ido nunca. La excusa esta vez fue el 30 aniversario de la
muerte de Lennon. Primero estuve preparando un par de listas en
Spotify, luego me puse a escarbar en el filón de las entrevistas que Lennon concedió para la tele Americana en los 70, retomar el libro
Nowhere Man, un par de películas homenaje. Y volvía a estar tan dentro como a los 13 años.
I want to hold your hand fue el primer éxito de los muchachos en Estados Unidos. Publicada el día después de navidad de 1963, llegó al número uno de la Billboard el 1 de febrero de 1964, una semana antes de que el grupo pisara suelo americano por primera vez. La canción se convirtió automáticamente en la banda sonora de la conquista de América que los Beatles comenzaron nada más aterrizar en el
JFK de Nueva York. Dos días después, los de Liverpool la interpretarían dentro del
Ed Sullivan Show en la emisión televisiva más vista en la historia de los USA. La periodista
Cynthia Lowery, hastiada con tanta beatlemanía, llegaría a escribir: “Dios sabe que la hemos oído suficientes veces. Ha sido imposible escuchar un boletín del tiempo en la radio o las señales horarias sin ‘I want to hold your hand’ de fondo”.
La fiebre por la canción había comenzado, sin embargo, varias semanas antes, cuando una quinceañera de
Washington D.C. llamada
Marsha Albert vio un reportaje sobre los Beatles en la
CBS. La pieza, que había sido emitida por primera vez el 22 de noviembre de 1963 fue interrumpida por una información de última hora, el presidente
Kennedy acababa de ser asesinado en
Dallas. La cadena de televisión no repitió la información sobre el impacto de la beatlemanía en el Reino Unido hasta el 10 de diciembre. La historia quiso que Marsha estuviera pegada en ese momento al televisor.
La joven quedó tan impresionada con lo que había escuchado (un fragmento de
She Loves You, según recordaría en una entrevista concedida en 2004 al
Washington Post) que no tardó en enviar una carta a
James Carrol, deejay de la emisora
WWDC. “¿Por qué no podemos tener música como esta en América?”, preguntaba la adolescente al locutor, a la vez que sugería que sería fantástico que se hiciera con una copia de su último single para poder escucharlo por la radio.
La canción tituló la ópera prima de Robert Zemeckis
Carrol se puso manos a la obra y consiguió una copia del single a través de una azafata de vuelo británica. El 17 de diciembre, el deejay se puso en contacto con Marsha Albert y la invitó a que
presentara el lanzamiento del single en la emisora: “Damas y caballeros, por primera vez en las ondas de Estados Unidos, aquí están los Beatles cantando I want to hold your hand”.
Para sorpresa de la cadena, el impacto fue inmediato. Ante la muy positiva respuesta del público, la canción comenzó a emitirse como un bucle en la WWDC con algún parón entre medias del palo de “this is a Carroll James exclusive”, para evitar que la competencia se hiciera con el tema.
Capitol Records, subsidiaria americana de
EMI que había ninguneado los primeros singles de la banda inglesa, amenazó a la emisora con acciones legales si continuaba emitiendo el single. La disquera pronto comprendió lo estúpido de sus amenazas y adelantó la fecha de lanzamiento del artefacto tres semanas. A los tres días de su lanzamiento, el disco ya había vendido 250.000 copias. Sólo en Nueva York, se despachaban 10.000 ventas cada hora. La beatlemanía, cual plaga zombi, había llegado a los Estados Unidos.
I want to hold your hand fue además la primera canción que los Beatles grabaron utilizando un cuatro pistas, el 17 de octubre de 1963 en
Abbey Road Studios. En esa misma jornada y en 17 tomas, la banda despachó ésta y su cara B,
This Boy.
Bob Dylan quedó impresionado con sus armonías y, más tarde, un tanto confuso al descubrir que donde él creía escuchar “I get high”, la letra en realidad decía “I can’t hide”. El de Minnesota y los de Liverpool mantuvieron esa célebre conversación en su primer encuentro en el
Hotel Delmonico de Nueva York. Aquella fue la primera vez que John, Paul, George y Ringo fumaron marihuana.
Oasis, siempre entusiastas con la música de los de Liverpool, reavivó en los 90 la llama de la beatlemanía entre los aficionados, aunque muchos entendieron que, en realidad, lo realmente perdurable de la música de los Beatles se hizo a partir de 1965. La historia de I want to hold your hand demuestra lo contrario. Hay algo luminoso en esos primeros singles que musicalmente remite al soul de la
Motown y que ha permanecido ahí, en los surcos de aquellos viejos vinilos, que cambió para siempre el devenir de la música popular y, por extensión, de toda la cultura occidental. Hace una semana descubría (ignorante de mí) que
Al Green pergeñó una orgásmica versión del tema y muchas cosas volvieron a cobrar sentido en la redacción de guasíbilis. Como un médico que salva una vida en el quirófano, descubrir este tema me hace reafirmar mi vocación beatle, saber que no he perdido el tiempo escuchando obsesivamente su música. Con esta versión, y otra en clave rocksteady firmada por
Glen Adams, ya les dejo. Que ustedes las disfruten.