Aunque ya conocía a esos titanes llamados Euskalorros de trastear por las páginas del TMEO, no había caído en toda su grandeza hasta encontrarme con su álbum monográfico ‘Euskalorros en el mundial de fútbol’. No tanto por la mortadelesca y bizarra aventura de 30 páginas que lleva a Fieruko, Jirao, Perretxe y Chinorras hasta la Copa del Mundo de 2006 en Alemania, como por la recopilación de historietas previamente publicadas en el TMEO, entre 2003 y 2005, desde el nacimiento de las criaturas hasta el estallido de la huelga de los pastilleros de Sestao.
Los abertxatxos se inician en la cultura batasuni, casi por casualidad, una tarde de violencia callejera cualquiera, en el casco viejo de una ciudad vasca cualquiera. El robo iconsciente de una furgona de la Ertzaintza, que acaban empotrando contra la primera pared que se encuentran por el camino, despierta la admiración de los ojeadores de la kale borroka, siempre dispuestos a subvencionar cursillos en las Landas a cualquier promesa gudari que quiera dar el salto al primer equipo.
Pero no es éste un cómic sobre política, ni muchísimo menos ideológico. Si bien
Abarrots, el autor, juega diestramente con los tópicos del abertzalismo (contenedores en llamas, zipayos que lanzan pelotas de goma, ropa de montaña, pendientes de aro, tardes de entrenamiento en el Gorbea, reuniones clandestinas en el Sur de Francia); lo que realmente define a los Euskalorros es precisamente “liar pollos” y, siempre que sea posible, bien puestos de alguna sustancia dopante (la droga es muy importante, y su subcultura euskalduna muy bien pintada). Comportamientos los de estos muchachos que, como es normal, sacan de quicio a sus siempre ortodoxos compañeros borrokas.
Y me jode no haber reparado antes en la belleza y profundidad de estos personajes, libres como el viento y maleducados como un pedo pintor en la cara de la infanta Leonor (me ha salido otra rima). Yo estoy por nominar el titulo como el cómic de mi generación. Porque a nadie se le había ocurrido antes que en vez de desalojar autobuses urbanos para prenderles fuego, se podrían simplemente robar y venderlos luego al chatarrero. Claro que la pasta sería para comprar más espiki de Basauri (y 2).
Un par de regalicos para los que continuan confiando en la salud de guasíbilis. Aquí una guía para aprender a fumar porros si eres un chavalillo y le has pillado china por primera vez a uno del instituto (o algo así), ilustrada por Abarrots, y un interesante estudio sobre la representación de la etnia gitana en el tebeo. Y no se pierdan el video de más abajo.
2 comentarios:
Una de mis debilidades, los Euskalorros de Abarrots...
MUY GRANDES!!!
Incluso contaron con una peña de Iruña que ponía una pancarta de los Euskalorros bien grande en El Sadar los días de partido.
Gran homenaje guasíbilis, sí señor.
Una racistada más de los payos contra los gitanos. El cómic pone a los gitanos como basura, sólo que como tiene la excusa del rollo abertzale, entonces sí mola... Si no fuese así, este cómic sería una franquistada más. La imagen del gitano no puede ser más tópica: cafres, ladrones, drogadictos... vamos, los tópicos de siempre que han tenido los payos contra los gitanos. Si el autor fuese consciente del tremendo daño que nos hace a los gitanos...
Publicar un comentario