lunes, 5 de octubre de 2009

Ja qué noche por Demian

Un fantasma recorre Europa, ¿sólo uno?


Una pesada sombra cae sobre la vieja Europa, esa huraña dama que pega a sus hijos y no reconoce a sus vástagos más allá de su relación matrimonial con el capital. Aquella noche Gloria y un servidor habíamos quedado con Mar. La encontramos esperándonos, y juntos cruzamos desde Callao al otro lado de la Gran Vía, parloteando sobre donde echarnos unos potes. Entre la fauna que puebla esa arteria de más de cien años de edad, se encuentra lo más granado de la estampa madrileña: putas, los hermanos heavys, el señor que vende poemas, los chinos y los limpiabotas; el Dunkin’ Donuts, el Starbucks, el Paraíso del Jamón y todas las cadenas del mundo.

En medio de los que iban y venían observamos una chavala en cuclillas con una bandera de Australia, unas velas, un bafle enorme, y un tablero de ajedrez. Al quedarnos los tres viéndola, comenzó a hacernos gestos, proponiéndonos que jugáramos con ella. Mientras discurríamos la situación, un chaval joven se situó como otro “player”. Arrancó la partida con una furia inusitada. Resultó ser el combate de boxeo mental más espectacular que he visto en mi vida. Las piezas caían una tras otra. Cada vez más gente se arremolinaba para ver la contienda. En unos carteles escritos en inglés, aclaraba que tenía que recaudar pasta para ir a ver a su madre en Madagascar, que era la campeona del instituto, pero que no jugaba por pasta, que la pasta era voluntaria de quien quisiera ayudarla. La tía conectó un Ipod al bafle y comenzó a pinchar rock. En el último momento remontó la partida, y cuando estaba arrinconada supo reaccionar, concentrarse y vencer. Los aplausos se sucedieron con admiración.

Tras presenciar aquel espectáculo único nos fuimos admirados de la propuesta. Pusimos rumbo al “Bar del Viejillo”, como le llamamos nosotros. Un lugar donde degustar una jarra de sangría, y algunos manjares como tortilla de patatas y callos por un precio más que razonable. El establecimiento está regentado por un amable señor, salido del Siglo XIV, que atiende su tasca con esmero y dedicación. La decoración se centra en mecheros polvorientos con más historia…Billetes de muchísimos países, de algunos que ya no existen y de otros que nunca existieron. Pedimos lo de siempre. La clientela, la habitual, adolescentes calimocheros y gente maja. Por azares del destino, yo me senté de cara a la puerta. Nada más trocear la primera tortilla y llegar los calamares a la mesa comenzaron a entrar nazis. Gloria y Mar estaban de espaldas y no podían verlos. Comencé a ponerme blanco y ellas se reían. Entonces caí en la cuenta que mi camiseta rezaba en euskera “Herriak Bizirik, solidar@s con Itoiz”. Mar y Gloria me miraban con extrañeza, tardé en reaccionar. Por lo bajini, conseguí que miraran, pagáramos la cuenta y saliéramos de allí.

De allí pasamos a una plaza de Malasaña, donde nos unimos a un botellón espontáneo. La policía llegó a los cinco minutos echando a la gente y tirando los botes de cerveza. Entre lo patético y lo indignante, nuestro pequeño receso de media noche era segado por el brazo absurdo de la autoridad. De camino a una parada de autobús fuimos quitando pegatinas de Falange auténtica, no auténtica y medio auténtica. Así le dimos mate a la noche, nos reímos un poco de la vida y nos fuimos a sobar.

El otro día me acordé de las veces que vimos en la videoteca de la facultad “El Secleto de la Tlompeta”, cuanta verdad necesaria encontramos y recabamos en los momentos surrealistas para poder enfrentar una realidad tan absurda.

(Nota: Demian ha abierto su propio blog, visiten sin falta La Ciudad a Poniente)

lunes, 21 de septiembre de 2009

Los rebeldes del soul


"I'm a rebel, let them talk,
Soul rebel, talk won't bother me
I'm a capturer, that's what they say
Soul adventurer, night and day"

The Wailers


martes, 15 de septiembre de 2009

Bigmouth strikes again

"Yo he luchado con un caimán, he forcejeado con una ballena; he esposado un relámpago, he mandado un rayo a la cárcel. He matado una roca, he herido a una piedra, he hospitalizado un ladrillo. Soy tan mezquino que hago enfermar la medicina."

(Muhammad Ali)

miércoles, 1 de julio de 2009

Ciudadano Pérez

Si Florentino fuera personaje en una película, sería el malo seguro. Seguro.

miércoles, 24 de junio de 2009

To Live it's to Resist (II) por Demian

En estos tiempos que corren y mientras el fascismo avanza, para no dejarse llevar por la locura, para no acabar votando a UPyD, que mejor que evadirse en un poco de buena música. Las condiciones sociopolíticas tras las últimas elecciones...No os voy a engañar, era algo que ya tenía ganas de enviar a Guasibilis y en un pequeño rato libre me he dao el homenaje. Esta es la segunda parte de un recopilatorio que me curre hace tiempo y que ha tenido un éxito rotundo, tanto que se han agotado las existencias. Esta segunda parte es un poco mix de caras B de la última época, pero en realidad son hits que sin ser muy conocidos ya tengo trilladísimos y sin embargo, creo que gustan a grandes y pequeños, a borrokas y peperos, a fumetas y alcoholicos, a pastilleros y a rastafaris... Así que, sin más dilación, con todos ustedes: To Live it's to Resist (II).

miércoles, 3 de junio de 2009

Sherlock ha venido a hablar de su libro


Sherlock
está apunto de explicar al Doctor Watson y al inspector Martin cómo ha descifrado unos curiosos mensajes codificados con monigotes bailarines:

"Hizo una breve pausa, la pausa de todos los oradores que saben atraer la atención de sus oyentes; luego continuó:

- Aquí tenemos estos dibujos que a no ser porque han figurado como prólogo o preludio en este reciente drama, arrancarían una sonrisa. Tales son su grácil, su ingenua desenvoltura, y de tal manera son cómicas las danzas, que desde el primer momento comprendí que se trataba de unos signos convencionales, de un alfabeto secreto. Sin embargo, y a pesar de que yo creía conocer todas las escrituras secretas, a pesar de que soy autor de una obrita en que se estudian ciento cincuenta sistemas diferentes, confieso que éste me era desconocido en absoluto. Indudablemente, los autores o inventores lo adaptaron como uno de los más hostiles al análisis y a la lectura no teniendo la clave. Efectivamente, todo el que vea una inscripción de estas no puede menos de atribuirla a la mano inexperta de un muchacho. Pero a mí no lograron engañarme, y en seguida apliqué las reglas que existen (la mayor parte de ellas creadas por mí) para descifrar todas las escrituras secretas. Trabajillo me costó, pero salí triunfante de la empresa."

Los Monigotes, Arthur Conan Doyle (Traducción: Editorial Prometeo)

sábado, 23 de mayo de 2009

TOMMY GUN II por Demian


Sí, lo sabíamos, sabíamos que algún día lo pagaríamos. Y si alguien me dijera hoy que tengo la oportunidad de volver al pasado y cambiarlo no lo haría. Cada uno a su ritmo va poniendo lo que puede por sobrevivir en esta jaula en la que estamos metidos. Viajar en tren es siempre una aventura llena de emociones. Con el walkman alimentaba mi inquieto espíritu. Por aquel entonces escuchaba los discos enteros. Por desgracia, hoy día he caído en el vicio del single y he dejado de hacer cintas recopilatorias. Hay que asumir que la música, digitalizada, jamás podrá sustituir aquellos enriquecedores momentos.

Algún colega me había metido en la cabeza la absurda idea de que Euskadi estaba llena de plantaciones silvestres de Marihuana. Y claro yo que no sabía nada me lo creía todo. Así al que llegar a la cornisa cantábrica en aquel lento Tren Estrella, tras haberme puesto bien de canutos en el parón de enganche en la bucólica estación de tren de Miranda de Ebro, iba completamente enloquecido viendo pasar tanto verde. Mis ojos, acostumbrados a ver palmeras, desierto y bancales de hortalizas se aturdían con tanto verde. Claro que no había marihuana tan a la vista. Era la emoción o simplemente el aturdimiento que provocaban tantas horas de trayecto, no está claro.

Cuando el vagón de metro paró su marcha mientras los orcops golpeaban la puerta casi me meo en los pantalones. Un frío sudor me recorrió la nuca. El estómago se encogió al tamaño de una nuez y casi me pongo a gritar. Pero en aquel preciso instante, para sorpresa de propios y extraños, aquel convoy del Metro de Madrid se puso en marcha.

No acababa de creérmelo y los antidisturbios tampoco. Al principio alzaron las manos y berrearon, para acto seguido poner los brazos en jarra como esperando que el conductor parara máquinas para poder liquidarme. Todo el mundo estaba expectante. Sin embargo, el vehículo se puso en marcha y alcanzó su velocidad de crucero mientras, desesperados, los orcops se desesperaban tratando de hablar por el walky, exclamando, blandiendo sus porras contra la puerta. Cuando atravesamos el primer túnel a plena velocidad comencé a sentirme a salvo. Incrédulo, me levanté, me hice el nórdico. Los pasajeros fueron poco a poco dejando de prestarme atención, y tras el estímulo, la inopia volvía a apoderarse de la situación. Tuve la dudosa gallardía de sacudirme la ropa con dignidad, como quien se levanta con toda dignidad tras tropezar sin querer.

De todas formas, a estas alturas, uno ya sabe que mucha gente piensa que todo esto lo vivimos como si fuera un deporte de riesgo. Otros piensan que sencillamente estamos aburridos. Otros que somos malos y violentos, unos cuantos que somos sólo tontos, algunos todo esto a la vez. En realidad, alguien dijo alguna vez que todas las causas eran la misma y muchos lo creemos; unos cuantos a lo largo de la historia han actuado en consecuencia y, en memoria: por ellos, todos nosotros, seguimos luchando.

Madrid es una ciudad que resume, en cierta manera, la esencia de los pueblos que moran la Península Ibérica. Nadie es de madrileño como nadie es español, eso te sientes más que serlo de verdad. En la capital hay un pueblo tras otro, puestos uno junto al otro resultan una unidad indefinida más que por un marco administrativo. Madrid está cohesionada gracias a curiosas menudencias, como la forma de servir la caña con tanta espuma. Coincido con mi malacitano amigo Pablo, tiene gracia al principio, pero luego luego termina cansando. Como me fui a estudiar al norte, del asunto de las tapas no tenía mayor conocimiento. Me deleité tanto con los pinchos como ahora con la gratuidad de ciertas viandas.

Al llegar a Bilbao por segunda vez con la habitación en un piso compartido por primera vez, con la experiencia a cero. Esta vez con tanto temor a cagarla que nada más bajar del tren me pillé un taxi, todavía existían las pesetas. Aterricé con mi maleta de discos compactos, casetes y posters de Iron Maiden y Deep Purple. No era capaz de visualizar a donde iba a ir a parar, y en realidad no tuvo demasiada trascendencia, aunque esta vez también sería en lo alto de una colina.



lunes, 18 de mayo de 2009

Gente Guasíbilis

lutxo:

Cuando llegué a Bilbao, en busca de la utopía socialista de la que tanto hablaban los noticiarios esos días, no encontré a Patxi ni a Arantza esperándome en lo alto de la estatua del Sagrado Corazón. Intentando encontrar aparcamiento por San Mamés, caí en la cuenta de que el único rojo que me encontraría iba a estar acompañado del blanco; en las banderas que colgaban de los balcones, en las bufandas que vestían los matrimonios paseando a los niños por lo viejo, en los pintxos de algún bar, en los vestidos de novia de los escaparates.

Cuando intenté hacerme el listo tomando aquel cruce hacia la derecha en Basurto, acabé en Zorrotza, y al enfilar mi rumbo otra vez hacia la ciudad, apunto estuve de ser devorado por un par de autobuses urbanos. Nota mental: por muy bien que te conozcas una ciudad andando, no eres nadie a los mandos de un vehículo si llevas años sin circular por ella.

Cuando, por fin, encontré un hueco para mi carro en el barrio de Irala, no entendí la línea verde pintada en la calzada, así que pregunté a una chica que paseaba en la mañana luminosa y frenética del sábado. Tras la breve conversación, una señora alzó su voz aguda y ronca desde su ventana, en un tercer piso: "¿qué le has preguntau a esa?". Y la señora me tranquilizó, pues mi coche estaba aparcado junto al de su hija y, si pasaba allí el resto del fin de semana, no tenía porqué preocuparme, porque ella ya lo iba a vigilar por mí. Entonces supe que ya había encontrado justo lo que andaba buscando desde un principio. Y yo sin saberlo. Había vuelto a casa.

iratxo:

Aquel día, desperté un par de horas más tarde de lo que debía, habiendo decidido faltar a clase, en cuanto sonó el despertador. "Hoy, quiero soñar" que vuelvo a casa, que vuelo años atras. Solo tenía que disfrazarme y creermelo. Y cuando ella me preguntó que por qué iba tan guapo y elegante, no supe responder más que: "porque sí". Me esperaban once abrazos esperados, esperadísimos, de gente tan guapa y elegante, soñadora y voladora, sonora y faltona, como yo, o más.

"Jaunak, Someran gaude".

borja:

Dos buenas noticias me abordaron simultáneamente en el exilio y una era la fecha mi repatriación. Esa noche soñé con ello, fueron doce horas en las que todos esos recuerdos se fundieron en una gran figura hecha con retazos pequeños pero de brillo intenso. Un monstruo metálico con cientos de televisiones alojadas en su pecho, miles de imágenes sucediéndose en bucles cada vez más cortos. Y lo que para cualquiera hubiera sido una pesadilla me sumió en lo mas profundo de la comodidad de un sueño.

Desperté, estaba en otro lugar. Era una habitación pequeña con techos altos, como una madriguera acolchada de hobillos y hojas cálidas en la que estas en la más profunda de las comodidades. Estaba cansado, pero sabía que eso no iba a ser ningún impedimento para lo que me esperaba, lo que me proponía realizar y disfrutar aquel día. Un día plagado de gigantes, dragones, peleas de enanos, banquetes, buenas trompetas y los gusanitos de la tarde y.....amigos, todo ello acompañado de los más renombrados bandidos del reino. Sin duda... mejoró al sueño.


txarro:

Nunca una espera en Termibus fue tan dulce. Especialmente si esperas a Loko Tatxeli, imaginando la nueva forma que habrá tomado su bizarro vello facial, sabiendo que la hospitalidad nos esperaba en Soloko aliñado con llegada a última hora del cuarto elemento que predecía alargar la noche. Dicho y hecho, aquella noche fue como un deja vu real evocador de otras noches que entre gotas de thc se dejan recordar.

El día siguiente lo esperaba con cierto nerviosismo, como cuando los niños se levantan en reyes para saber que caprichos se han satisfecho. Esta vez se portaron muy bien, 11 caprichos se juntaban otra vez. Han pasado muchas cosas en las vidas todos que merecerían ser contadas, pero todo eso pasó rápidamente a un segundo plano para dar paso a la creación de más historias y más experiencias, era tiempo de aprovechar el momento.

Ya lo comenté
en este mismo blog cuando Demian se casó, allí he conocido a las personas más maravillosas del mundo y me encanta que pase el tiempo y a la vuelta, es como siempre.

demian (autor de las fotos... menos las que sale él, claro):

Fue Nietzsche el que dijo no sé que del eterno retorno. Llegué a la Estación de Autobuses de Avenida de América la media hora antes de rigor para hacerme un maiquel, curiosamente por los alrededores del que fue mi barrio en Madrid, La Guindalera. Ese día por la mañana había rendido menos que tras una resaca de patxarán. Los nervios se transformaron en emoción al contacto del humo con mis pulmones. El autobus cayo sobre el Botxo sobre la medianoche.

Por supuesto que caminé desde Termibús hasta Soloko, con el sirimiri empapando mis ropas, pasando por Pozas, por la Gran Vía, los que iban, los que venían, algunos trapos rojiblancos ensuciando las fachadas. Las mismas caras, os conozco a todos, cada baldosa, y en la luz de las farolas miles de ilusiones convertidas sueños que parecen ficción. Tan conocidos y ahora, como si la C.I.A y los jodidos extraterrestes me hubieran abducido, tal ajenos.

Subí las escaleras que conectan Iturribide con Soloko de la misma forma que el fulano que coronó por primera vez el K-2. Y al abrirse ese portal, por el que entré y salí, solo y acompañado, contigo y sin tí, pero siempre con el espíritu que hoy me lleva a escribir estas palabras. Allí...Hermanos, Camaradas, y luego...Todo fue lo que tuvo que ser, la mala virgen de la camarera, la txozna, meando en la ría frente a un antiguo puesto de trabajo. Tocamos una orquesta y al final todo se disolvió como todos los buenos orgasmos. Di algunas puntadas sin hilo al días siguiente que me debía. Un abrazo, una despedida...Y es que señores ya habíamos hecho historia.


illán:

Tras poco menos de tres horas de viaje, me planté en Bilbao. Dejé el coche en Miribilla y paso a paso me fui dirigiendo hasta la calle Somera. Miraba a cada lado y me di cuenta de que la vida a ambos márgenes del Nervión tampoco había cambiado tanto.

Encaré Somierda -ese nido de pijipis- y esperaba encontrarme con algún que otro compañero del metal. ¿Qué tal? Pues muy bien, como no podía ser de otra manera un grito se oyó a pocos metros de mi: ILLÁNNNNNNNNNNNNN. Era el tío Lutxon que había llegado minutos antes a Bilbao y se adentraba en el día más emotivo y más largo del año con un zurito y un vistazo a la prensa. Como no, le acompañé.

Solokonletxe nos esperaba. Subimos en el ascensor locuelo y llegamos a "nuestra casa".

A partir de ese instante, todo fue emotivo. Recuerdos, paseos, chicas guapas y saber estar. Risas, bizarradas y sudor, mucho sudor.

Cada golpe de vista era histórico. Cada movimiento, una fiesta. Cada cachi, un cachi. Y cada bar, calle, restaurante y bilbaíno, se dejaba llevar por los colores rojiblancos de una religión que apesta.

Entre saludos a gente que habias perdido la pista en una noche de luna llena, pasaban las horas. Señores con txapela, gorras de chulapos gitanos,sombreros elegantes, pajaritas, camisas marca bi bi bizar y demás seres pululaban por la vieja villa con una idea clara: reencontrarse y mirar al futuro. Una fiesta que será recordada en los anales de la historia bilboetarra. Entre Hermanos, Camaradas y Amor se cerraba una fiesta que será la primera de muchas más -por lo menos eso creo y quiero-.

Nota: Todavía no probé el Mortadelo.

iratxo:

En la mesa, en la foto, empezando por la izquierda y hacia el fondo pallá y vuelta pacá por la derecha, los siguientes:

... uy, que no me acuerdo...

Me alegré de que, por fin, al ver la carta mal escrita en castellano, y no, como casi siempre, hasta el punto de ni siquiera sorprenderte, mal en euskera. Y así, no fueron almejas, si no codornices, lo que sirvió aquella bella dama (con mala uva bien justificada -hago la pelota, por si lee, y un beso, de paso-), junto a las fabes. Invitación a volar, sin duda, autopropulsionadamente.

Entre los bares posteriores al postre, hubo unos no lugares, unos no haber pisado jamás antes, esos espacios que tan cerca estuvieron durante años (yo viví ahí, y nunca lo viví), ese roce al pasar tan cercano pero tan efímero que tantas posibilidades se llevó consigo al no pausar el paso y levantar la mirada del suelo. Lo hicimos: abrimos aquellas puertas, y pa'dentro.

Hasta que llegó la noche...

(voto porque sea el Iosuah quien describa el concierto)



martiperry:

Y después de los cubeles.... el kontzertu, una sagrada tradición, una liturgia que junto a los Katxis y txoznas forman la santa trinidad de la eusko-party. No podía haber un grupo más apropiado ni simbólico para esta ocasión: los recién formados Bilbomatiks, hijos de "Bilbo goes ska!", el Programa, con mayúsculas, el espacio que nos transmitió la gripe jamaicana. Una infección que corrió como Usaín por nuestros organismos ávido de tropicalismos.

El caso es que ocupamos las primeras filas y nos dedicamos a amargar la noche a un pobre hombre que se creía que estaba viendo la ópera. Nos convertimos en el azote de la chavalería: enpujones, bailes, enpujones, subidón y calor, calor...empujones, pogo... mucho calor... Y de repente, después de unos gloriosos temazos... se acabó el concierto. ¿El resto? un par de grupos de mierda. la noche tiró pa lante cual speis dokey y nos sumergimos en Bilbi, y la anfeta ribera... creo que Epi todavía no ha dormido...
Ai ama!

iratxo:

Cuando abro los ojos, me cuesta ubicarme. Tengo una manta encima, estoy tumbado en un sofa. He dormido solo, hoy también. En fin. Peor podía haber sido, quién sabe con quien tendría que haber compartido manta...

Pero, ¿cuándo narices me dormí? Recuerdo que había mas gente en este salón, en alegre conversación, cuando todavía quedaba algo de noche en las copas. Tampoco me duele tanto la cabeza. Bien.

No las despiertes, Illán, vamonos a desayunar con quien esté ya despierto. Solo, con leche, y cargadito, por favor.

Algunos ya han emprendido el viaje de vuelta. Otros conversamos la mañana, deshidratadamente, de cuánto nos alegramos de que vayan bien las cosas, que vayan, y que sigan yendo, noranahi, dondequiera.

Besos, abrazos. Nos volveremos a ver. Porque, repetiremos, seguro, aunque volvamos a quedarnos dormidos,
sin saber como,
sin saber por qué,
sin ti,
singorina.

Larga vida a la gente guasíbilis

lunes, 27 de abril de 2009

Último sueño de invierno
por La Panotxa

Llevaba cuatro noches consecutivas soñando lo mismo. Casas que ardían, llamas devoradoras, incendios incombustibles, todo bajo mi atenta mirada y yo, observador inútil, sin poder hacer nada. La impotencia del espectador.
Mi mujer siempre me calmaba diciendo que eran sueños nada más, que no tenía que preocuparme.
Pero yo me preocupaba. La intensidad de las llamas era tal, que algunas noches podía sentir el calor en la piel, aproximándose a mi cuerpo.
Aquél invierno estaba siendo especialmente duro. Nevadas y un frío helador que obligaban al ciudadano a calentarse la casa como fuera. Calentadores y estufas trabajaban a destajo, a veces incluso por encima de sus posibilidades, lo que había provocado en más de una ocasión incendios accidentales, con resultados lamentables. La televisión esos días no hacía más que informar sobre estos trágicos sucesos, llamas que irrumpían en la noche para despertar o dormir para siempre.

-Amets cariño, estás impresionado, eso es todo. ¿Quieres hablar con alguien del tema, para que te quedes tranquilo?

Mi mujer, Sua, hacía lo posible por animarme y restarle importancia a estas pesadillas, que me gobernaban y empezaban a dominarme. Durante el día había momentos que transcurrían tranquilos. En la editorial donde trabajaba me distraía con los pedidos y con el diseño de las portadas de los libros, pero hasta eso fue cambiando progresivamente. El recuerdo de mis sueños me atormentaba y a medida que la oscuridad se apoderaba del día mi inquietud comenzaba a aumentar.
Mis noches se empezaron a teñir de rojo, cada vez con más frecuencia. Me despertaba entre sudores y gritos, me palpaba las manos, el pelo, pensando que esta vez sí, ardía en una pira infinita.
Mi trabajo se vio repercutido, los dibujos que elaboraba para los libros, en su mayoría infantiles, se habían tornado siniestros, llenos de sombras amenazantes y de un fuego que se intuía, como una fiera a punto de saltar a por su presa.
Tenía miedo de la noche, miedo de soñar. Aunque me sentía tranquilo cuando Sua estaba conmigo porque ella siempre intentaba sosegarme. Era mi bálsamo. Aunque no entendiera muy bien lo que me pasaba, estaba ahí para despertarme y recordarme que todo era un mal sueño.
Pero tres días a la semana, ella se tenía que ir; trabaja en una firma de cosméticos y estaba en plena época de campaña, viajando por todo el estado.

-Me quedo contigo, les diré que estoy de baja, que me encuentro fatal…
-No no, de verdad, estaré bien, no te preocupes.

Pero en el fondo estaba aterrorizado, porque las noches que estaba solo en la casa, mis sueños aumentaban. Veía arder pisos, llamas que salían por las ventanas, gente que gritaba, humo, y yo en medio de todo, sin saber qué papel tenía, pero por alguna razón, me sentía responsable. Como si de alguna manera fuera yo el que los provocaba.
Las noticias de incendios en las casas empezaron a aumentar, y se temía que no fuera solo a causa del mal estado de la instalación eléctrica. La duda se instaló en mí como un parásito que me corroía por dentro, que invadía mis pensamientos, que enturbiaba mi alma, mi conciencia.
¿estaba yo provocando los incendios?
De qué forma maligna estaba involucrado, ¿había relación entre lo que soñaba y lo que estaba pasando?
¿Era yo, sin saberlo, un pirómano?

Una noche sin luna, tendría aterradora respuesta a mis incógnitas.

Soñaba de nuevo, llamaradas incontroladas se apoderaban del espacio, se acercaban, sentía el infierno a mi lado, avanzando y el ruido era insoportable y el olor, era tan real….
Abrí los ojos de repente, de par en par, no podía creer lo que estaba pasando. Todo mi cuarto ardía, las llamas me rodeaban, las cortinas, la mesa, la cama empezaba a combustionarse, no había salida!
Miré a la puerta y allí la vi.
Mi mujer, detrás de las llamas, con una mirada diabólica, sostenía un bidón de gasolina.

- Amets cariño, quien sueña con fuego, acaba quemándose.

Nota al lector, lectora: Los nombres de los personajes son vascos. En euskera, Sua significa fuego, y Amets quiere decir, sueño.

viernes, 24 de abril de 2009

Canciones para pasear por la ciudad

Mientras resuelvo un par de cuentas pendientes que tengo con dos ilustres colaboradores de esta santa casa, he querido recuperar una vieja mixtape recopilada hace ya un par de años (2007, qué lejos quedas) por estas mismítas fechas. Entonces la bauticé como 'Canciones para pasear la ciudad' y recomendé a todos los que se la regalé que hiciera caso del título. A vosotros, os recomiendo lo mismo (a los que no viváis en la ciudad, también). Y por eso, esta vez también dejó la mezcla en versión descarga directa aquí. Hacedla un hueco en vuestro reproductor mp3 y gozad.

Espero que la disfrutéis tanto como lo acabo de hacer ahora al escucharla de nuevo. Los sentimientos que la inspiraron, grabados a fuego en la textura de cada canción, eran otros, igual que la ciudad por la que pasear, pero el espíritu permanece y se puede resumir en una palabra: guasíbilis.

Si hace falta tracklist, estaré encantado de facilitarlo.



Pd. 'Rosa también abandonó la ferretería' me empieza a molar como título para una futura mixtape.

sábado, 18 de abril de 2009

Euskadi kalé

Aunque ya conocía a esos titanes llamados Euskalorros de trastear por las páginas del TMEO, no había caído en toda su grandeza hasta encontrarme con su álbum monográfico ‘Euskalorros en el mundial de fútbol’. No tanto por la mortadelesca y bizarra aventura de 30 páginas que lleva a Fieruko, Jirao, Perretxe y Chinorras hasta la Copa del Mundo de 2006 en Alemania, como por la recopilación de historietas previamente publicadas en el TMEO, entre 2003 y 2005, desde el nacimiento de las criaturas hasta el estallido de la huelga de los pastilleros de Sestao.

Los abertxatxos se inician en la cultura batasuni, casi por casualidad, una tarde de violencia callejera cualquiera, en el casco viejo de una ciudad vasca cualquiera. El robo iconsciente de una furgona de la Ertzaintza, que acaban empotrando contra la primera pared que se encuentran por el camino, despierta la admiración de los ojeadores de la kale borroka, siempre dispuestos a subvencionar cursillos en las Landas a cualquier promesa gudari que quiera dar el salto al primer equipo.

Pero no es éste un cómic sobre política, ni muchísimo menos ideológico. Si bien
Abarrots, el autor, juega diestramente con los tópicos del abertzalismo (contenedores en llamas, zipayos que lanzan pelotas de goma, ropa de montaña, pendientes de aro, tardes de entrenamiento en el Gorbea, reuniones clandestinas en el Sur de Francia); lo que realmente define a los Euskalorros es precisamente “liar pollos” y, siempre que sea posible, bien puestos de alguna sustancia dopante (la droga es muy importante, y su subcultura euskalduna muy bien pintada). Comportamientos los de estos muchachos que, como es normal, sacan de quicio a sus siempre ortodoxos compañeros borrokas.

Y me jode no haber reparado antes en la belleza y profundidad de estos personajes, libres como el viento y maleducados como un pedo pintor en la cara de la infanta Leonor (me ha salido otra rima). Yo estoy por nominar el titulo como el cómic de mi generación. Porque a nadie se le había ocurrido antes que en vez de desalojar autobuses urbanos para prenderles fuego, se podrían simplemente robar y venderlos luego al chatarrero. Claro que la pasta sería para comprar más espiki de Basauri (y 2).

Un par de regalicos para los que continuan confiando en la salud de guasíbilis. Aquí una guía para aprender a fumar porros si eres un chavalillo y le has pillado china por primera vez a uno del instituto (o algo así), ilustrada por Abarrots, y un interesante estudio sobre la representación de la etnia gitana en el tebeo. Y no se pierdan el video de más abajo.

sábado, 4 de abril de 2009

Teenager, freak (and proud)

ESCENA #01: EN LA HIGH SCHOOL

(sonido sucio de TV y proyector girando)

...

NICK: Ey, Lindsay.

NICK: Oye, te veo un poco de bajona. ¿Estás guay? ¿Te encuentras bien?

LINDSAY: Mi vida apesta.

NICK: Vale, escucha. Cuando acabe esta mierda, tú y yo nos vamos a largar de aquí. Tengo algo que enseñarte.

NICK: Algo que te va a gustar mucho.

ESCENA #02: EN LA RESIDENCIA DEL SARGENTO ANDRÓPOLIS

NICK: Prepárate para flipar.



NICK: Quédate con esto, tía. Esto es una batería de 14 bombos y toms...

...8 toms de base...

...4 splashes...

...2 gongs...

...10 tiras de cascabeles...

...5 cajas...

LINDSAY: Vaya...

NICK: Mira, estos putos profes nos quieren ver trabajar, ¿sabes? Y yo digo, guay, pero déjame hacer el tipo de trabajo que yo quiero hacer. Y para mí, Lindsay, es mi... es mi batería, tía. Esta es mi pasión, ¿sabes? Esta es la esencia de lo que yo soy ahora. Pero antes de tener esto, yo también estaba perdido. ¿Ves lo que digo? Tú necesitas enontrar... tu razón para... para vivir, tía. Tú tienes que encontrar tu super batería gigante.

(Freaks and Geeks, capítulo piloto)