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Aunque se le suele etiquetar como “novela gráfica”, Watchmen fue una serie de doce comic books publicados entre septiembre de 1986 y octubre de 1987, que aprovechaba la historia de varios superhéroes jubilados a la fuerza por el gobierno de Estados Unidos para hablar del arte, de la metrópolis del siglo XXI, del tiempo y los recuerdos, de la soledad, el amor, el vacio, la justicia, los políticos, el mundo, las guerras, la vida, la muerte…
Quizá una adaptación televisiva de doce capítulos hubiera funcionado mejor que una película, que tanto se presta a la crítica fácil. Lo cierto es que hay un esfuerzo enorme detrás de la adaptación. Y mentiría si dijera que no tiene partes realmente disfrutables. Especialmente para alguien que haya leído y disfrutado el comic.
En mi opinión, es un gran homenaje, pero una película fallida. Y yo lo achaco al asunto de la ciudad.
La Nueva York del tebeo era una ciudad sucia, desquiciada, desesperanzadora, gris, opresiva y triste. El centro de la diana a la que el holocausto nuclear apunta sus dardos. Un matadero gigante y sin futuro lleno de seres humanos extraviados en el devenir de los tiempos. La de la película, sin embargo, me resultó un decorado gigante de cartón piedra, muy caro y vistoso, en el que casi se podían intuir las cámaras y sus operadores, los micrófonos de jirafa colgando del techo y los largos pasillos entre las paredes falsas que hacen las veces de edificios, llenos de cables y atrezo.
Se pueden robar las historias. Cada uno de sus detalles, por nimios que resulten para el conjunto, con el noble propósito de ser fiel. Pero es imposible robar el alma de una obra. Todas las adaptaciones deberían tener una propia. Un nuevo corazón que bombee sangre a cada parte del relato. Una ciudad nueva donde puedas percibir las existencias errantes que habitan tras las paredes de las casas.
La Nueva York de la película estaba vacía, carecía de lo que Bart Simpson le vendió a su amigo Milhouse escrito en un trozo de papel por cinco míseros dólares. Y, por eso, Watchmen (the movie) no me gustó.
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