viernes, 24 de junio de 2011
Era Rocksteady
Jamaica es una puta de la que no puedes escapar. Puedes pasarte años en habitaciones de colegas decoradas con posters de Bob Marley fumándose porros que no le caben en la boca, pero nunca serás capaz de descifrar lo que te espera si cruzas la línea del más célebre wailer. En mi caso, el ska me hizo cruzar la frontera Marley, esa que divide la obra de Robert Nesta del resto de música pergeñada en esa pequeña isla antillana. El impulso de un grupo de skinheads simpáticos con los que compartí micrófonos en una radio y, más tarde, la curiosidad de saber quién había detrás de los temas originales que The Specials, The Clash y Kortatu convirtieron en salivazos punk me llevaron al otro lado. A esa primera calada de papel de plata que acabaría derivando en una seria adicción.
Estas últimas semanas he estado saqueando toda la información que existe en la red sobre la era rocksteady. Si ustedes escriben, conocerán esa necesidad que de vez en cuando te empuja a planear pequeños grandes retos. Post que alimenten tu famélico blog, relatos que siempre acaban a medias o ese reportaje que te va a procurar fama y dinero. Un reto, al fin y al cabo, que te obligue a sentarte frente a la pantalla y sumirte en ese bello trance de teclear compulsivamente.
El bendito rocksteady me tiene enrocado entre los años 1966 y 1968 de la corta pero intensísima historia musical jamaiquina. ¿Les gusta Bob Marley, pero nunca se han molestado en saber lo que hay al otro lado? Pues tengan cuidado si empiezan, porque cuando empiecen a conocer los nombres y las historias de Duke Reid, Coxsone Dodd, Tommy McCook, Lynn Taitt, Lee Perry, Phyllis Dillon y Alton Ellis, por sólo nombrar algunos, no sabrán si alguna vez podrán escapar la tentación de seguir escarbando entre información y acumulando conocimientos potencialmente inútiles.
De momento, sólo les diré que el rocksteady, melosa forma de congeniar con el soul americano de mediados de los 60, llegó cuando el ska, frenético y simple, ya era una sólo una página caduca en la cambiante historia de la música jamaiquina. Los estudiosos han especulado con muchas razones para el cambio de tempo, desde el calor a las amenazas de los señores del gueto, pero la única realmente cierta podría ser la asombrosa voracidad de la exigente audiencia jamaicana, que odiaba asistir a fiestas con las mismas canciones de siempre. Bueno eso y la altísima densidad de músicos y productores virtuosos capaces de transformar los anhelos del público en pequeñas joyas de dos minutos y medio.
El rocksteady tuvo una vida corta e intensa. Su reinado acabaría siendo suplantado por los dreadlocks del reagge. Pero enfrentarse a esos dos años y medio de la historia musical de un país con el tamaño de Asturias no es cuestión de un par de tardes. Son tantos nombres, tantas teorías, tantas leyendas, tantas incógnitas, que a uno le da la sensación de que podría quedarse para siempre en ese lugar y ese tiempo. La recolección de datos, afortunadamente, acabó hace varios días y, después de perder el miedo a escribir mal todos esos datos acumulados con esfuerzo y cariño, ha llegado la hora de poner negro sobre blanco todo lo aprendido.
Tendrán más noticias del rocksteady, pero de momento les quiero dejar con la música e imágenes de un viaje del que para mí todavía no ha acabado. Espero que si nunca se atrevieron a cruzar la frontera de Bob Marley, les pueda contagiar al menos algo de curiosidad.
Lista con el rocksteady más granado de Spotify (salvo alguna rara excepción, todas estas canciones se grabaron en Jamaica entre los años 66 y 68).
Jamaica Goes Soul: Versiones jamaiquinas de clásicos soul (de cualquier época y en constante expansión)
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2 comentarios:
plas, Plas, plas
Cest magnifique!
Pd, Perriko megaresakoso aplaudiendo con las orejas!
"Bailando en la Jamaica de los años 50, todavía en el British Empire" is actually a photography taken by Marion Post Wolcott in a Negro juke joint, outside Clarksdale, Mississippi in november 1939.
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