lunes, 26 de mayo de 2008

Cosecha del 67

La muerte del doctor Hoffman, químico suizo inventor del LSD, ha marcado este nada prolífico mes de mayo en guasíbilis. La disección en clave de cultura popular de esta sustancia nos lleva, obligatoriamente, a repasar los movimientos contraculturales de los años 60, que en Europa tuvieron su momento cumbre hace exactamente 40 mayos, al calor de las revueltas parisinas del 68. Por lo revolucionario y, sobre todo, por lo primaveral; mayo parece el mes más indicado para hacer una retrospectiva lisérgica. Lástima del perreo congénito del autor de este blog, que desde hace décadas no puede evitar deleitarse con cada uno de los movimientos de cada una de las moscas que, cada día, pasan frente a mis ojos.

El caso es que quería hablar de música (preferetemente lisérgica) y he decidido de hacerlo a través de los mejores caldos musicales de la cosecha de 1967. Probablemente, si se me ofreciera elegir un año musical en el que quedarme a vivir escogería ese. El del verano del amor en los parques de San Francisco, la guerra de los Seis Días, las seducciones de la señora Robinson en la gran pantalla y la muerte en la selva boliviana del médico argentino, reconvertido a guerrillero socialista, Ernesto "Ché" Guevara. En el 67, el hippismo tocó techo y aunque a los pies negros todavía les quedaban por vivir eventos generacionales como Woodstock; el desparrame de la familia Manson, la segunda juventud de la heroína, la derrota del idealismo y la música disco estaban apunto de sacar a la generación de la postguerra de su sueño multicolor.

En lo estríctamente musical, es necesario empezar el repaso por los caldos sonoros del 67 justo un año antes. En 1966, Los Beach Boys, de la mano de Brian Wilson, publicaban el imprescindible Pet Sounds y Los Beatles, bajo las mismas coordenadas musicales, Revolver. El estudio de grabación (con el wall of sounds de Phil Spector como reflejo) se convierte en otro instrumento a la altura de la guitarra, el bajo, el piano y la batería. Los LPs dejan de ser fosas comunes de canciones, sustituyen al single como principal formato comercial de la música y se convierten en complejas obras de arte. La generación de la post guerra había consolidado su sonido, mientras la industria musical se revolucionaba. Y quedaba por llegar 1967, la mejor cosecha musical de todo el siglo XX.

Visto con la perspectiva que dan cuarenta años, Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band no fue el mejor album de 1967, pero sí el más revolucionario, entonces, y (seguramente) el que más páginas de revistas culturales ha acaparado hasta la fecha. Para algunos, entre los que me incluyo, su album antecesor, Revolver, fue todavía mejor. Pero apreciaciones partidistas aparte, el primer LP del combo liverpudiano tras anunciar el fin de sus actuaciones en directo, resumió, con acento inglés, el sentimiento de una generación de jóvenes artistas, y no sólo en el obvio apartado musical. En el repertorio destacan el himno lisérgico Lucy in the sky with diamonds (poco me importa si la idea vino de un pastillazo de ácido, de un dibujo del pequeño Julian Lennon o de una mezcla de las dos) y la casi insuperable A day in the life (recuerden línea "I'd love to turn you on" - me encantaría colocarte -). No conviene olvidar tampoco que el mítico single Penny Lane / Strawberry Fields Forever, se grabó en las sesiones del Pepper's, aunque respetuosamente con la tradición británica, tamañas canciones no acabaran incluídas en el repertorio final.

Desde el diseño de la portada, la bolsa interior (recortables castrenses y bigote de guardia civil incluídos), hasta la costosísima producción musical, todo en el Sgt. Pepper es pura leyenda del rock and roll. Sólo tres días después de la publicación del album en Inglaterra, el 1 de Junio de aquel mágico año, el extraterrestre Jimi "hago lo que me sale de los cojones con mi guitarra" Hendrix comenzó su histórica actuación en el londinense teatro Saville con una versión del tema Sgt. Pepper's Lonely Heart Club Band. Hendrix improvisó con el resto de la Experience el tema en los camerinos, mientas unos atónitos George Harrison y Paul McCartney, que se encontraban entre los asistentes, inflaban un poco más su ego. La leyenda también cuenta que Brian Wilson decidió suspender el proyecto del LP SMiLe después de oir Sgt. Pepper's, cuando estaba conduciendo por Los Ángeles. Verdad o mentira, en guasíbilis siempre nos ha gustado quedarnos con la leyenda, por eso lo contamos, más que nada.

1967 fue un año especialmente reseñable en nacimientos discográficos. Los angelinos The Doors, llamados así a cuenta de las "puertas de la percepción" de Huxley, debutaron con su álbum homónimo en la discográfica Elektra. La propuesta de la banda liderada por Jim Morrison, puro rock'n roll personificado, no podía ser más explícita desde las primeras líneas de la magnífica Break on Through (the Other Side): "sabes que el día destroza la noche, la noche divide el día. Intenta huir. Intenta esconderte. Ábrete camino hacia el otro lado".

Evidentemente, el otro lado (the other side) tenía connotaciones más relacionadas con los estados de percepción que con la ubicación física. Como el fuego de Ligth my fire. Pero The Doors no acaban en la extravangancia y el arrollador carisma de su frontman y su bonita poesía. Los teclados de Manzarek, las guitarras de Krieger y los ritmos de Densmore crearon un sonido propio compuesto por la pasión, los paisajes sonoros, el rock'n roll como forma de vida y las reminiscencias blueseras como punto de partida. Coppola recuperó la crepuscular The End para la banda sonora de la inconmensurable Apocalipse Now (1979).

El Dr. Benway le dedicó hace tiempo este post a este mismo disco.

Los pelotazos de ácido que nuestros ídolos se metían en los sesenta no tienen nada que ver con el trozo de cartón que usted se pudo comer aquellas fiestas de aquel pueblo del norte de Navarra en las que acabó desnudo, con un hacha y una serpiente tatuados en la espalda y abandonado en un monte muy cercano a un cuartel de la guardia civil. No sé si por predisposición psíquica o por fidelidad lisérgica, el primer frontman de Pink Floyd, Syd Barret, acabó sucumbiendo mentalmente a aquellos potentes viajes de los viejos y buenos tripis y duró menos de un lustro en el negocio de la música.

Además de una bici con una cesta y un timbre que suena, Barret tenía una capa, un clan de hombres de gengibre y conocía un ratón bastante viejo al que llamaba Gerald. Su carisma, personalidad y actitud marcaron la primera etapa de Pink Floyd, que a mediados de los 60 era uno de los grupos de pop lisérgico británico más destacados. Como The Doors y Jimi Hendrix, los Floyd tuvieron su debut discográfico en 1967 con el inenarrable The Piper at the Gates of Dawn; la dietilamina de ácido lisérgico hecho música pop y poesía alucinada.

Después de Barret llegó el rock sinfónico, The Wall, Dark Side of the moon y el tributo al frontman perdido en Wish you were here y esa, definitivamente, es otra historia. Si quieren conocer más de cerca la de Syd, les recomiendo este post homenaje que le dedicó Mycroft con motivo de su muerte.

Aquel mandamás de Decca Records de Londres que soltó aquello de "los grupos de guitarras están pasados de moda" a Brian Epstein, después de la prueba que hicieron a The Beatles en la nochevieja de 1961, probablemente pueda pasar a la historia como el profesional con menos visión de futuro de toda la historia de la música contemporánea. Poco más de un lustro después de aquella audición en la que Decca dejó pasar el negocio musical más grande de todos los tiempos, la guitarra era un instrumento imprescindible para entender la nueva generación musical. En 1966, nacía (discográficamente hablando) la marca Jimi Hendrix, un músico de raíces africanas y nativo-americanas que se había curtido durante años tocando la guitarra para musicos de la talla de Sam Cooke y que estaba apunto de redefinir, revolucionar, reconstruir a ese instrumento.

Hendrix debutó con su banda Jimi Hendrix Experience en el Reino Unido con aquel histórico single que tenía Hey Joe como cara A. Después de otros dos singles, grabados y publicados en Inglaterra en los primeros meses de 1967, la banda del guitarrista, el bajista Noel Redding y el baterista Mitch Mitchell (los dos ingleses y blanquitos), publicaría su primer album de estudio, Are you experienced (en algunos países se añadió un signo de interrogación al final del título). El título del LP sugería, evidentemente, experimentación química, que sería además extensible a lo musical. Are you experience salió a la venta en mayo del 67 en el Reino Unido (en EEUU no llegaría a las tiendas hasta agosto), con Foxy Lady abriendo el repertorio. Las caras A de los singles publicados previamente no fueron incluídos en el LP, como hemos dicho era costumbre en el Reino Unido, aunque luego serían añadidas en reediciones posteriores del album.

Como en los años 60 se vivía muy deprisa, Jimi nos dejó muy pronto. Las notas de su guitarra, ardientes y distorsionadas, ruidosamente marcianas, siguen impresas en el plástico de los vinilos de nuestros viejos. También en 1967 se publicaba el segundo LP de la banda Axis: Bold as Love, un año después firmaban el fundamental album doble Electric Ladyland.

Continuará... no se pierdan la segunda parte!

3 comentarios:

goloviarte dijo...

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El Txarro de las Calaveras dijo...

Este repaso por el 67 deja una resaca de tres pares...debe ser la intensidad que le precede.
Como bien sabes, los Beattles no son mi fuerte, aunque gracias a un freak con el que compartí piso varios años de mi vida, puedo decir que se más de ellos que muchos de sus fans.
Los Doors me traen recuerdos del 131 Supermirafiori de mi amigo Madriles y el último psicodélico que nos echábamos antes de ir a casa después de una larga noche.Jimy y sus trucos imposibles me pònen los cascos del revés.

Mycroft dijo...

También fue el año del mejor Lp de los Kinks, del surrealistic Pillow, del forever changes...estupenda cosecha!