lunes, 5 de mayo de 2008

Las cenizas del verano del 68

"Era el verano de 1968. En lugar de bermudas, pantalones vaqueros; los pelos al cepillo se habían convertido en cabelleras; Perry Como y Dean Martin eran venerables reliquias desbancadas por los Rolling Stones, Hendrix y Joplin; los jóvenes iban al festival pop de Monterrey en lugar del estadio de los Giants; y la policía había decretado toque de queda en las calles de Berkeley. El 'American Way of Life' estaba en entre dicho y los ruidosos acontecimientos de la convención demócrata de Chicago tenían en vilo al país. Bob Dylan cantaba: 'Algo está pasando y usted no sabe qué es, ¿verdad que no Mr. Jones?'

Entre 1958 y 1968 habían pasado muchas cosas: en 1960 los estudiantes negros de Greensboro, Carolina del Norte, ocuparon las aulas para protestas contra la segregación; siguieron manifestaciones en otros lugares del Sur, y los estudiantes blancos de izquierdas organizaron el movimiento SDS, Students for a Democratic Society. La SDS, a partir de 1962 y con la declaración de Port Hurn tomó el relevo de la New Left, aglutinando a su alrededor un conjunto cada vez mayor de grupos radicales tan distintos entre sí que sólo se parecían en su rechazo del ‘American Way of Life’.

En 1963 son expulsados de Harvard los profesores Timothy Leary y Richard Alpert por realizar experiencias con LSD, alucinógeno contenido en un cactus de Méjico, donde los indios lo usan desde tiempo inmemorial: comienza el movimiento psicodélico, elemento decisivo en la formación de la contracultura. Es el año del asesinato de Kennedy, primera gran fisura en la fachada norteamericana ante la opinión mundial. El informe Warren no hace sino reforzar las sospechas de que algún grupo de extrema derecha está detrás del crimen; sospechas fuera de los Estados Unidos claro está, porque allí, los medios de comunicación se ocuparon de enseñar la lección a la ‘mayoría silenciosa’.


En 1964 hay el primer enfrentamiento grave en la universidad: en Berkeley estalla una revuelta para conseguir libertad de expresión para debatir cuestiones políticas en la universidad; es el Free Speech Movement que encabeza Mario Savio: paralizan la universidad y obtienen sus demandas. En 1965 asesinan al dirigente radical negro Malcolm X, estalla la rebelión de los negros en el barrio Watts de Los Angeles, se producen marchas de protesta en el Sur (Selma y Montgomery), y sobre Washington D.C., los Estados Unidos invaden la República Dominicana y bombardean sistemáticamente Vietnam del Norte.

En 1967 el movimiento hippy aflora en todo su esplendor multiforme: primer be-in o festival en el parque Golden Gate de San Francisco con asistencia de George Harrison, Leary, Ginsberg y Kerouac. Comienza la resistencia contra el reclutamiento militar y se celebra la marcha contra el Pentágono, descrita por Norman Mailer en Los ejércitos de la noche. En 1968 se multiplican los incidentes: Martin Luther King cae asesinado, la policía de Chicago apalea a los hippies que organizaban una convención bufa para designar como candidato a la presidencia a un cerdo que, por cierto, acabó en la cárcel con los demás; en el desmadre policial que se desencadena son agredidos periodistas, reporteros de TV, los clientes del hotel donde estaban las oficinas del candidato Mac Carthy, y hasta el inefable Hugh Heffner, director de Play Boy, que pasaba por allí. Disturbios en las universidades de Columbia, Stanford, Berkeley, Orangeburg y San Francisco State.

(...)


El sistema, conciente del peligro potencial que entraña el underground desplegó, a partir del advenimiento de Nixon, una eficacísima campaña de represión, atacando a cada oponente con una estrategia distinta. A los activistas más politizados como Weatherman, Black Panthers y Simbiotic Liberation, los eliminó por la fuerza de las armas; a los hippies más inofensivos los ha destruido con la diseminación de drogas adictivas (heroína y speed), los ha marginado en comunas rurales inocuas, o los ha asimilado en movimientos capciosos como el gurú Maha-ri-ji o los ‘Jesus Freaks’. En este ‘sálvese quien pueda’ general, algunos han tenido la habilidad y el cinismo de comercializar el movimiento de engendros banalizadores como Hair y Jesus Christ Superstar.

(...)

¿Pero es que no queda nada de todo aquello? ¿Adónde han ido todas las flores? ¿A soldados y ejecutivos como en la canción de Peter Seeger? En el nivel de cambio social no ha quedado nada; en el nivel de cambio personal han quedado algunas vidas cambiadas. Sólo el nivel ideológico la contracultura ha legado un testamento utilizable. Los ideales de renuncia a la sociedad de consumo, de protesta contra el autoritarismo y la burocratización, de la vida comunitaria descentralizada y corporativa, de liberación erótica, de economía igualitaria, siguen vigentes, necesarios e irrenunciables, esperando nuevas condiciones objetivas favorables para realizarse.

La filosofía oriental continúa siendo imprescindible para compensar los callejones sin salida del pensamiento europeo: los dualismos, el exacerbado individualismo, el activismo desmedido, el monopolio del racionalismo. Las drogas psicodélicas continúan siendo imprescindibles para refutar el dogma de la inmaculada percepción de los científicos positivistas y abrir las puertas de la percepción. La filosofía hermética occidental continúa siendo, como en la Edad Media, el manantial de posibles renacimientos surgidos de una confianza renovada en la dignidad del hombre y en su capacidad para moldearse a sí mismo, como en la transmutación mental del místico y el alquimista. La música rock continúa siendo, en potencia, un poderoso desinhibidor de energías eróticas. Incluso las comunas quedan ahí como fósiles vetustos y aislados, modelos disecados de un tipo de organización económica alternativa".

Introducción de Filosofías del underground, Luis Racionero, 1977
Viñetas fusiladas de Conoce a tu enemigo, Rober Crumb, Ed. La Cúpula

2 comentarios:

Mycroft dijo...

Muy buena reflexion. En la asignatura historia del pensamiento politico estoy intentando encauzar el tema en varios trabajos (situacionismo, Weathermen, etc)
¿Llegaste a ver "The Weather underground"? Es un reportaje fabuloso!

lutxo dijo...

Me parecen dos temas muy interesantes. Más aún este año, que se cumplen 4 décadas del mayo de Paris y todo aquello. Sobre todo, por lo mucho que ha cambiado la mentalidad de la juventud occidental, universitaria y contestataria de clase media...

Supongo que, como dice Racionero, "sólo a nivel ideológico la contracultura ha legado un testamento utilizable". Pero me temo que el escepticismo de las generaciones posteriores es, también, parte de la herencia que dejó aquella "contracultura".

De todas formas, yo sigo siendo un ignorante en la materia. Tengo muchas ganas de ver ese documental sobre weatherman, pero todavía lo tengo pendiente!

Un abrazo, mycroft!