miércoles, 16 de julio de 2008

'Cause suicide is painless

Hay viajes que duran más de lo esperado. Hay viajes que se convierten en pesadillas de las que es imposible escapar. Hay viajes que nos salvan la vida o, según se mire, nos condenan a un largo martirio. Como aquello que contaban los marineros sobre los naufragios, que uno nunca sabe si la suerte la tienen los supervivientes o los ahogados. Pues lo mismo pasa con las explosiones nucleares. Uno nunca sabe si vivirlas en primera fila, donde la muerte es espectacular e inmediata, o a cincuenta kilómetros del epicentro, donde la radiación llega en forma de desechos humanos y dolor, mucho dolor.

Perry y Gordo se libraron por los pelos del ataque nuclear norcoreano sobre Seattle, la ciudad donde solían vivir. La bomba estalla mientras ellos vuelven de una reparadora semana respirando el aire limpio de la montaña. Perry es un reputado informático, que se dice alienado, desencantado con su gris vida de nerd pegado a una pantalla. Gordo es un trapichero cualquiera. Son una pareja de urbanitas acostumbrados a comprar la comida en el supermercado de la esquina, lista para calentar en el microondas.

La bomba ha estallado en la ciudad y no hay mucho más que nuestros protagonistas sepan sobre lo que realmente ha ocurrido o está ocurriendo en Seattle. La radio no funciona y la información que llega de fuentes oficiales es escasa y sesgada. Se encargan de decir que todo va bien, pero en los bosques que rodean el epicentro de la catástrofe se palpa la desesperación, la confusión, el pánico, el caos. Los que han conseguido escapar de la ciudad tienen la piel quemada y sus ojos han perdido toda la esperanza. Los que han vivido el atentado desde fuera de la zona de radiación, no estarán dispuestos a mezclarse con los contaminados. Y nadie sabe qué cojones está pasando en el resto del país.

La principal pregunta que plantea Apocalipsis Friki (Peter Bagge, La Cúpula) es hasta dónde estaría dispuesto a llegar un "young urban professional freak" para sobrevivir una catástrofe nuclear en un entorno hostil: la montaña. Una pregunta extensible a cualquiera de nosotros, lectores de cómics y amantes de los what if... (qué pasaría si...). ¿Serías capaz de traicionar a tu mejor amigo si eso significara un día más de supervivencia? ¿Estarías dispuesto a robar? ¿A matar? ¿A comer carne humana? O aprovecharías la última bala del cargador para ponerle fin al tonto sufrimiento de vivir, cuando sabes que cada segundo que te queda por delante va a ser pesado y doloroso.

Apocalipsis Friki es el libro más jarto e inquietante de todos los que he leído de los firmados por ese gurú llamado Peter Bagge. La mayoría le recordaréis por ser el autor de la maravillosa serie Odio, que según informaba ayer el Blog Ausente, está siendo actualmente reeditada en "volúmenes integrales". En la introducción a Apocalipsis Friki, Bagge recuerda que un diplomático de Corea del Norte se jactó en la radio "de que su país tenía (...) capacidad de lanzar una bomba nuclear contra Seattle". Esto ocurría a principios de 2003, cuando el gobierno de George W. Bush ultimaba los detalles de la invasión de Irak. El autor recuerda que encontró la noticia "bastante desconcertante, ¡entre otras cosas porque vivo en Seattle! Naturalmente empecé a especular con el "y si..."

Y continúa diciendo, "estoy seguro de que todo el mundo se ha imaginado que pasaría si fuese el último ser humano en la tierra, o uno de los pocos supervivientes de algún tipo de desastre monumental. Para mí, este tipo de imaginaciones toman la forma de una fantasía, en la que tengo suficiente comida y recursos para no sólo sobrevivir sino también prosperar, mientras deambulo por un planeta sin trabas, recogiendo los restos de la civilización. Para este libro, me he obligado a imaginar de la forma más honesta y realista cómo serían las cosas para alguien como yo viviendo esa situación, con pocas o ninguna habilidad para sobrevivir."

La nueva obra del maestro del comic underground noventero es uno de esos cómics que se acaban de una sentada y dejan un dulce sabor de boca. Personalmente, han sido mis 13 €uros (13, precisamente) mejor invertidos de todo el mes de julio. El señor J Calduch posteaba, no hace mucho, esta apasionada reseña, en la que insistía que esos 13 €uros era todo lo que usted necesitaba para sobrevivir el Salón del Cómic de Barcelona de este año.

Recapitulando: el dibujo de Bagge es el de siempre (inconfundible), plasmado además con las tres bellas tintas que pueden apreciar en las viñetas expuestas, el sentido del humor también sigue siendo Bagge, pero la tónica general es mucho más sombría de la que estamos acostumbrados. Sobrevivir no va a ser tarea fácil. Los que lo leamos, sin embargo, lo tendremos un poquito más fácil cuando empiecen a caer las bombas en el horizonte. Ya estaremos preparados para el viaje.

2 comentarios:

Mycroft dijo...

Soy seguidor de Hate aunque para mi tras dias de priva y rosas la serie decayó. O simplemente la vida que describía era decadente (aunque el final de Apestoso es la ostia). A ver si reuno fondos y pruebo con esta aventura!

lutxo dijo...

Pruébela que no se sentirá defraudado.

Odio perdió parte de su encanto cuando tiñó sus viñetas con color y sus protagonistas crecieron y se fueron de Seattle... Afortunadamente la serie no degeneró, aunque yo también creo que bajó el nivel de los primeros números.

La muerte de Apestoso me tuvo meses traumatizado!