domingo, 12 de octubre de 2008

¿Verdad o Mentira? (VI)

"¿Me se oye? ¿Me se ehcusha?"

Los impertinentes micrófonos abiertos dejan al político en bragas. Devuelven su personaje a las tres dimensiones. El Rajoy político nos invitaba, hace un año, a celebrar con fervor patriótico el 12 de octubre, día de fiesta nacional. Este año, el Rajoy auténtico (el que se descojona viendo las pelis de Paco Martínez Soria en Cine de Barrio y discute con su mujer por la poca atención que presta a sus hijas) nos recuerda que ver a un montón de tios uniformados pasear acompasados por las calles de Madrid es un soberano aburrimiento.

El micrófono abierto por sorpresa amplifica la voz de la persona real. Quita máscaras y disfraces. Demuestra que en la política todo es un juego mentiroso, una obra de teatro fastuosa e infinita de la que nos quieren hacer crédulos complices. Igual que Arguiñano no se levanta por las mañanas contando chistes, ni Risto Meijide caga con las gafas puestas, Rajoy odia los desfiles militares (porque, coincido con él, son un coñazo). Hay humanidad debajo de esos personajes. Personas que aman, maldicen y se tiran pedos.

Lo que se ha escuchado es ciertamente coloquial y no se puede juzgar a la persona por ello. En serio, no a Rajoy, que ha cometido un error humano. Le podría haber pasado a cualquiera y cualquiera podría haber dicho algo igual de sonrojante, o más. Esto que ha ocurrido no debería valer para poner en entredicho a un candidato, su ideología, honestidad... Porque ningún político es sincero. Toda esta historia épica que sale cada día en las portadas de los periódicos, que tiene como protagonistas a hombres vestidos de traje y corbata, no es más que una gran mentira. Una farsa muy bien orquestada. Y las palabras que se pronuncian con los micros a pleno rendimiento, con el chip político del candidato en posición de "on", son líneas de un guión escrito y no memorizado. Una puesta en escena tan falsa como cualquiera de las películas que van a ver al cine.

Si para algo debiera servir esa cremallera de micrófono inconscientemente subida, es para exponer la falsedad de eso a lo que llaman política. La gran mentira que son los discursos, los mítines, los representantes del pueblo, las ropas que visten y las palabras que pronuncian... Pero mucho me temo que hoy nos reímos de esto, nos escandalizamos, lo criticamos y que, mucho más facilmente, lo olvidaremos. Y si no, que alguien me diga qué coño hace todavía Federico Trillo asistiendo a las reuniones de la cúpula del PP, negociando con los socialistas cuestiones de estado como representante de su partido. ¿Habría que recordar de qué fue responsable este señor?

Esto es la política, amigos, la mayor mentira jamás contada; y la más fácil de olvidar...

1 comentario:

El Txarro de las Calaveras dijo...

Los micrófonos... Pues en fin Lutxo, que podemos decir, que Rajoy tiene razón, los desfiles militares son un puto aburrimiento, y además una horterada enorme e insustancial y todo ello sin mencionar lo más grave: un despilfarro de NUESTRO dinero con la intención de aumentar el fervor patriótico de un montón de MEMOS.