(Nacido en democracia #02, 2ª temporada)
Hay palabras que resuenan como balas en nuestros cerebros, los cuales se arrugan como pasas ante determinadas afirmaciones. Algunas son como látigos que nos acompañan toda la vida. Como la discusión eterna que me persigue sobre el catalán y el valenciano. Honestamente no puedo más. Ya no quiero que se repita más. Es como una pesadilla, un dolor, un castigo. Lo último fue un tipo que me dijo que eso del catalanismo era una invención del imperialismo de Jordi Pujol. Que eso de que se viera TV3 en el país valenciano era una invasión cultural de Pujol. Me pareció sangrante que dijera aquello. Insólito. Acabé harto cuando aquel elemento se alzó de experto en nacionalismos en el Estado español por haber tenido una novia abertzale. Siendo él como es de Soria, me cabreé.
Tan harto acabé que ya no pienso discutir ya nunca más sobre el tema, paso.
En los tiempos que corren el arte de la dialéctica se ha deslizado como un río por las alcantarillas de una ciudad para verse convertido en un escaso líquido putrefacto. Aunque cabe destacar que el otro día tuve en el trabajo un interesante y acalorado debate con otro avezado freaky. Música yankee o británica. Blue Cheer o Black Sabbath, Blue Oyster Cult o Deep Purple, Death Kennedys o The Clash. Ambos coincidimos en que Queen era un grupo denostable, aunque yo maticé que algunas canciones merecen la pena. También llegamos a buen puerto sobre la buena aportación de The Cult, y ante todo admitimos a The Who, Grant Funk Railroad, Creedence Clearwater Revival, The Doors, Led Zeppelin como algunos puntos de encuentro.
El cine casi siempre resulta un rico campo donde uno puede presumir de cuan experto es, de lo definitivas resultan nuestras opiniones, y de lo mucho que uno sabe acerca del séptimo arte. Algunas típicas son: Hitchcock, el de Vértigo o el de Con la muerte en los talones, Dreamwoks o Pixar, Spielberg héroe o villano, Soderbergh no gracias, Tarkoski o Kurosawa, etc.
Da igual lo que se piense en realidad, y también lo que se diga o diga nuestro interlocutor, lo importante es mantenerse en un pedestal y agitar la mente genitalmente. En los centros de trabajo se aprecian cualidades no relacionadas precisamente con estos temas. Así que, tampoco son muy recomendables, la gente se defiende de la vida como máquinas de etiquetarlo todo. Y al final, nadie pretende saber demasiado.
Madrid es jodida pero tiene cierto encanto en su monstruosidad. Tiene un agua excelente, tanto, que Esperanza la va a privatizar. Todo es tan emocionante aquí, con tramas de espías y mafiosos de traje y etiqueta incluidos, llenándose los bolsillos de dinero y la boca de mierda. Lástima que aquí no tenemos ningún Guy Ritchie para poder divertirnos con ello. Está el cine de caro como para ir a ver películas españolas.
La intensidad no radica en la forma sino en el fondo, aunque no creo que ni siquiera valga la pena que alguien se lo diga a los interesados. Cuando uno vive subvencionado, todo eso y mucho más, importa bastante poco. Viva el Sahara, Palestina y No a la guerra si yo me manifiesto. Últimamente he reparado en el hecho de que los bancos son muy aficionados a llevar a cabo exposiciones fotográficas que versan sobre la pobreza y la miseria en el mundo. Y yo me pregunto, ¿Quién es el freaky aquí?
El frío parece durante unos días haber aplacado un poco los nervios de Madrid este invierno. A menudo el ambiente es tenso en el trabajo, creo que me hacen el vacío muchos compañeros. El día que nevó me sentí como Bart Simpson cuando que rezó para que se suspendiese un examen al día siguiente. Los currelas vamos mayoritariamente en metro así que no tenemos excusa para el absentismo. En cambio, fue curioso ver como los jefes uno tras otros no acudieron. Claro, no pudieron llegar a causa del temporal. Sus lujosos coches no están preparados para las inclemencias del tiempo. Por lo demás la dinámica de tener o no tener curro siempre es la misma, esta ciudad es implacable con los parados e insufrible para los que trabajan.
3 comentarios:
querido demiaN:
abres tantos frentes, que no sé por dónde empezar. pero allá voy:
la eterna discursión usa vs. britain, en mi caso, siempre se decantaba del lado de los británicos... y no sólo por los beatles. me quedo con black sabbath, deep purple y, por supuesto, the clash.
aunque desde que me ha dado por creerme negro y mamar todo el soul que voy encotrando, me he dado cuenta que hay más música de descendencia afroamericana que afroinglesa...
en fin... queen son un poco rancietes, pero no puedo decir que me disgusten. durante años, los traté como basura. pero, después de escuchar 'a night in the opera' me dí cuenta de que la necedad y los prejuicios me habían vuelto a traicionar.
por otro lado, hitchcock mola de principio a fin.. vale, hay películas que pueden sobrar. pero "el hombre que no estuvo allí" (versión inglesa), que es de su primera etapa y frenzy, frenesí, (una de sus últimas) son grandes filmes.
spielberg es esas dos cosas: heroe y villano, a partes iguales. además de un maestro indiscutible de la realización audiovisual y el entretenimiento en su estado más puro.
la última de guy ritchie es una puta basura... hubiera preferido pagar por ver una peli española.
el cocidogate me tiene embelesado, todas las mañanas me levanto con la cope y en el autobús leo el país, porque tal vez recavando información en los extremos es cuando uno puede hallar algo de verdad.
la imagen de bart simpson rezando para que nieve al día siguiente me ha acompañado desde el primer día que vi ese capítulo. es como si un deseo, o el pensamiento de un deseo, hubiera sido sustituido en mi cerebro por un fotograma de la serie.
nunca he tenido una opinión sobre la discusión entre el catalán y el valenciano, y (si te digo la verdad) no es una cosa que me importe lo más mínimo.
y, por no aburrir, aquí me quedo.
ah, estoy totamente de acuerdo en tus impresiones sobre la dialéctica (sobre todo en el terreno laboral), pero como ves, todavía me gustan las buenas batallas. sólo hay que saber con quién librarlas.
un abrazo!!
Compañero Demian, como dice Lutxo, las discusiones, batallas políticas y debates hay que saber con quién se libran, sobre todo por conocer si te va a llevar a ti mismo a algún lugar o sólo te va a servir como al parecer te valió a ti con el soriano con compañera abertzale, para desistir y poner punto final.
Pero que nunca la poca capacidad y la necedad de tu "adversario" dialéctico te haga desistir de debatir sobre lo que te apetezca, algo cada vez más difícil en esta sociedad tan poco dada a la reflexión.
Gracias por tan preciosa edición!
El autor.
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