martes, 9 de diciembre de 2008

Feria del disco vasco #05

Eskorbuto, 'Primeros ensayos 1982' (1982)

La de Eskorbuto es una larga historia que, por fortuna, podemos comenzar a contar justo por el principio (el disco, por cierto, ocupa la posición 82 de nuestra lista de discos vascos):

Santurtzi (Euzkadi), 1980

La leyenda de Eskorbuto se comenzó a gestar en el bar Jandros, garito porrero y rockero del Santurce de muy principios de los 80. Y creo que es muy importante detenernos, por unos instantes, en este pueblo portuario de la margen izquierda de la Ría del Nervión. A todos nos suena, claro, de aquella vendedora de sardinas de la canción que iba todos los días hasta Bilbao “por toda la orilla” (catorce kilómetros, creo). Pero el verdadero espíritu de esta villa portuaria es más sucio y oscuro que la vitalista melodía de la canción de marras.

Pasa en esta ría que divide en dos márgenes completamente opuestas el Gran Bilbao, que los burgueses viven a un lado (el derecho) y los obreros al otro (el izquierdo). Y aún hoy, lejos de las épocas más clasistas de décadas remotas del siglo XX, hasta un niño de cuatro años podría ver las diferencias entre el aspecto de los edificios de ambos lados de la ría. Y, porqué no, también entre los estilos de sus gentes. Y no diría esto tan a la ligera si no supiera que, por lo general, los habitantes de una parte u otra llevan con bastante orgullo (no sé si de clase o qué) ser de una franja u otra.

La imagen más clara que me viene al pensar en la Márgen Izquierda, donde ahora nos encontramos, la resumen un puñado de memorias de los viajes en tren desde Santurce, precisamente, hasta Bilbao en mi primer año de carrera. Las viejas fábricas abandonadas, los Altos Hornos de Vizcaya en ruinas, que antaño significaron la prosperidad de la zona, donde tantos extremeños, castellanos, andaluces y gallegos emigraron y donde tanto se sufrió la desindustrialización de los 80. No sé hasta qué punto el metro, todavía en construcción, habrá cambiado la ubicación del trayecto con respecto a las viejas vías. Pero aquel es uno de los recorridos más guapos que uno puede hacer por la zona.

En lugares como esta zona gris, extrarradio bizarro de una ciudad pequeña, el punk más fiel a los viejos principios campaba a sus anchas. Aquí donde el “No Future” era más que un eslogan, una forma bastante fiel de interpretar la realidad, nació el grupo más punk (en opinión de quien esto narra) de la historia del género. También porque en esta zona de Bizkaia existieron (y existen) fricciones y motivaciones políticas muy arraigadas en la sociedad (antes, supongo, más que ahora) y la heroína como problema social y juvenil, tenía igualmente todas las papeletas para explotar cual coche bomba en la puerta de una discoteca.

Todos estos factores, entrecruzados en la historia de este sitio por motivos tan complejos como poco caprichosos, hicieron posible un grupo como Eskorbuto. Pero, si perdonáis la pasión de este aprendiz lenguaraz, volveré al Jandros, donde pinchan una canción de los Doors o los Who y se respira a haima mora. En una mesa están sentados Iosu Expósito, Juanma Suárez y Roberto Moso; a los que puso en contacto el mercado negro de hachís y ha acabado uniendo la música.

De izquierda a derecha, Paco, Juanma y Iosu.

Llegados a este punto, nos tenemos que referir al libro ‘Flores en la Basura’, escrito por éste último, para ilustrar la historia con un relato de primerísima mano. Primero habla de Iosu:

“Era rubio, melenudo y con barbas. Llevaba una chamarra roja ceñida con cuadros blancos, unos vaqueros resobados y unas camperas machacadas. Portaba también una guitarra llena pegatinas, la más grande de todas me puso en guardia enseguida: era la “diana” de los Who. Era la viva imagen de un rockero-macarrilla de barrio. Sus ojos azules tenían un brillo de malicia. En efecto, me había pillado.

Encontrar entonces adictos a la distorsión no era tan sencillo. Los enganchados al rock & roll nos olfateábamos y nos juntábamos como bestias en celo pero lo de Josu era único. Para contarte tal o cual episodio de la historia de los Who emulaba una por una la puesta en escena de todos los componentes. Recuerdo representaciones entusiastas en el portal de mi casa y vecinos aterrados que creían que le habría dado un ataque de epilepsia. Pete Townshend, Keith Moon, Roger Daltrey y hasta el soso de John Entwistel se reencarnaban en su nerviosa figura, y como buen mitómano, era el doble de espectacular que ellos.

Josu se había fumado todos los “Popular 1” y todos los “Disco Express” del mundo y recreaba también toda aquella literatura como Alonso Quijano hacía con los libros de caballerías. Aquella pobre guitarra recibía golpazos constantemente y nunca se rompía, si acaso le ponía otra pegatina sobre la grieta y en paz. Parece que lo estoy viendo, marcando acordes y activando la púa a velocidad de vértigo, siempre con un cigarro entre los nicotinosos dedos. Josu y yo pasábamos largas horas soñando otros mundos con más acción y más interés pero Zarama se le acabó quedando pequeño(…)”.

Y luego de Juanma:

“Juanma era alto, con cara redonda y melenas a lo Jim Morrison –de hecho le encantaba el “Roadhouse Blues”– pero lo que realmente le iba era la “química”. Para hacer un estudio sobre los efectos de cualquier sustancia, nada mejor que tomar apuntes después de estar con él una tarde. Juanma era de otro barrio heavy de Santurtzi: Kabiezes, por alguna extraña razón, los que bajaban de allí eran auténticos kamikazes del pastilleo, vivía cerca del cementerio y siempre se le notó. Le encantaban los temas escabrosos. En un momento de auténtica crisis en nuestra banda, Juanma y yo nos pusimos a fantasear con la posibilidad de montar otra. En aquellos días estábamos enganchados con los Ramones y pensábamos hacer algo así: fácil, rápido, directo”.

Roberto Moso haría carrera en su grupo de toda la vida, Zarama, pero además de cronista casi oficial, también puede presumir de haber bautizado a la banda:

“El nombre surgió sin más, porque sonaba “como si vomitas al decirlo”: “Eskor...¡BUTO!”, y después de hacer unas risas con la ocurrencia, Juanma apareció al día siguiente diciendo que había tenido sueños delirantes con el nombre y le parecía perfecto”.

Y continúa:

“La mecha eskorbutiana estaba ya encendida y la llama se dirigía imparable hacia el barril de pólvora. Juanma, Josu y Laiki ficharon a un batería de Kabiezes –apodado el “Gu”– y pusieron en marcha la leyenda. Josu aportaba sus visiones apocalípticas, sus sueños febriles de imposibles revueltas sociales, su orgullo de generación, de barrio y sobre todo, aunque resulte chocante hablando de un grupo punk, su instinto comercial, su extraordinaria capacidad para crear canciones himno de estribillos contagiosos. Juanma, por su parte, aportaba las pesadillas. La vieja que le atormentaba en su infancia, la tierra dominada por los dinosaurios, los muertos, obsesivamente presentes en toda su obra”.

Y si queréis saber más, acudid al link del libro referenciado (aquí está el del capítulo V: Eskorbuto), que para eso se ha colgado íntegra en la red.

De momento, nos quedamos aquí en la historia de Eskorbuto, que volverán a aparecer en esta lista. Lo escrito más arriba sólo pretendía evocar parte del espíritu de aquella época. Así, puede que los temas elegidos sepan todavía mejor. Eran jóvenes, relativamente sanos y todavía no se habían desengañado de absolutamente de todo. Las muestras sonoras no tienen demasiada calidad, pero suena bien, suena a rock'n roll, suena a mítico.

Ésta tiene título profético:


Tema de bizarro comenzar.


Una instrumental que parece surf y la hostia(!)




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde Santurtxii!!! Eskorbuuuuutooo!!!
(Que malo es trabajar)
Viva y oléeeee

Anónimo dijo...

La verdad es que Eskorbuto ha sido uno de esos grupos que, sin que muchos de nosotros los haya conocido durante su apogeo (por el tema de la edad), siempre te quedas marcado por ellos. Tanto musicalmente, como estéticamente (me refiero a la pose que tenían) como las letras de sus canciones. Recuerdo que sí que fue uno de los grupos que escuchaba a los 13-14-15 años, pero que luego dejé de escucharlos. No sé tampoco por qué. Pero si por algo son también famosos es por sus historias-leyendas. Una por supuesto es el del robo de la guitarra a La Polla Records, el bafle a Tijuana in Blue, acusaciones de "apolos" (ahora con esto hay un debate dentro de la escena skin en EH, que afecta a muchos grupos, que daría para escribir una novela), sus provocaciones con svásticas incluídas, sus leyendas relacionadas con las drogas, sus peleas...
En fin, que hay que reconocer que fue el grupo que marcó la escena punk vasca (sobre todo la bizkaina, también hay que decirlo) y ya sólo por eso merece, por supuestón, su reconocimiento en esta gran feria del disco vasco guasíbilis.