martes, 30 de diciembre de 2008

Ciento y una meadas en el jeto

TMEO edita su número 101 antes de que acabar el año, con la grandísima portada alusiva a la crisis financiera cortesía de Furillo (donde hay pelo, hay alegría) que corona este post. Al final, aunque llegó a la redacción de guasíbilis (porque lo fui a comprar a la tienda), no se hizo reseña del anunciado número 100, que resultó como todos los especiales: fastuoso, pero no tan bueno como la versión original del producto.

Sin embargo, nunca es tarde para enlazar esta bonita composición con las 100 primeras portadas de este fanzine ubicado en Vitoria (donde imagino tiene que hacer ahora mismo un frío que pela). A partir de ahora, si alguna vez nos surge una pregunta del tipo: "¿qué se hablaba en los bares de Oñati donde se permitía el consumo de estupefacientes, allá por el 89?", lo podremos saber de un rápido vistazo a este mapa conceptual. Veintitantos años de historias e intrahistorias en un solo jotapegé.

Una delicia también para cualquier juez ansioso de cerrar más publicaciones que atenten contra el honor de nuestra nunca bien pagada monarquía.

Ésta es de lo más normalita.

Hoy me ha pasado algo relacionado con todo esto que no me resisto a contar. Un viejo con gorra y cara de persona amable me ha sorprendido leyendo en la parada de autobús, lo que le ha provocado mucho placer. El buen hombre me confesó que estaba hasta los cojones de las maquinitas (le dan dolor de cabeza) y que hacía muchísimo que no veía alguien leyendo "aunque fuera un tebeo".

También me preguntó si se seguían vendiendo y enumeró una lista de personajes que recordaba haber leído de joven: el Capitán Trueno, el Guerrero del Antifaz, los hermanos Zipi y Zape, Carpanta...

Creo que el paisano se ha quedado con las ganas de saber qué estaba leyendo yo, precisamente un TMEO (como siempre trabajando para la audiencia). Desgraciadamente, cuando el señor me empezó a hablar, la página que estaba degustando mostraba una gitana enseñando dos latas de atún enormes escondidas debajo de las tetas y, en viñetas posteriores, la misma fulana extrayendo una morcilla y un chorizo de su culo y vagina, respectivamente (con todo lujo de detalles furillescos). Seguramente demasiado escatológico para el gusto del pobre anciano, que se acababa de reconciliar con el mundo.

En fin, que es una revista impresentable. Pero hace amigos en la parada de autobús.

Y como estamos es una época muy mágica y todo eso, os dejo el enlace a este regalito que el legendario tmeolari Mauro Entrialgo colgó hace un tiempo por la red.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aupa Luisperrrín!
Despidiendo el año con escatología, que entrañable....

Me ha gustado el abueliko del autobus... pobritín,,, se ha tenido que quedar un poco tocado al ver las tetas y los chorizos...

Pero, oiga, todo es literatura, y al fin y al cabo, arte.

Ea pués!

Urtebarrigoón!

El Urdaci Nazi

El Txarro de las Calaveras dijo...

Lo primero de todo desear un prospero año nuevo a guasibilis para que nos siga dando mas...
Tmeo no es revista para jubilados de parada de autobus...