jueves, 4 de agosto de 2011

Soul Food

La mayor felicidad que me ha proporcionado Spotify ha sido la de ponerme a un golpe de ratón los menús más selectos de alimentos soul. Para un vago desodernado como yo, Spotify es la mejor herramienta para explorar escenas y géneros. Para indagar en nombres que uno recuerda haber leído en alguna parte. Para escuchar los 30 minutos de cada corte de un disco sin necesidad del coñazo de la descarga.

Lo que aquí les ofrezco es un repaso por los mejores temas de soul con los que me he ido topando desde que Spotify llegó a mi vida. A mí me han servido de vía para explorar sellos y artistas. Pero también para amar con pasión y sobrellevar un poco mejor todo este rollo de la vida adulta y el día a día.

Si el cuerpo les pide empatía negra, les aseguro que no saldrán defraudados del viaje.

Soul Food #01
Soul Food #02
Soul Food #03 (En construcción)

Y ya que nos metemos en harina soul, les dejo también otro par de listas jamaiquinas sobre la materia. La primera -producción exclusiva de 33series-, recopila 33 joyas de la era rocksteady. En la segunda, voy añadiendo versiones jamaiquinas de clásicos del soul americano.

33series: Rocksteady Got Soul

Jamaica Goes Soul

sábado, 23 de julio de 2011

You're wondering now

Amy Winehouse, 1983-2011

You're wondering now, what to do, now you know this is the end
You're wondering how, you will pay, for the way you did behave

Curtain has fallen, now you're on your own
I won't return, forever you will wait

You're wondering now, what to do, now you know this is the end

Curtain has fallen, now you're on your own
I won't return, forever you will wait

You're wondering now, what to do, now you know this is the end
You're wondering how, you will pay, for the way you did behave

You're wondering now, what to do, now you know this is the end

viernes, 15 de julio de 2011

Batman / Joker

Si hay un Batman, tiene que haber un Joker. Sin duda, esa fue una de las conclusiones más interesantes que plantea la obra maestra de Frank Miller, la deslumbrante ‘The Dark Night Returns’. A las caras A de los singles esculpidos en vinilo les pasa lo mismo, siempre tienen un reverso tenebroso. Esa cara B que nació de un descarte, un experimento, un descuido...

Lynn Taitt & The Jets fueron la gran banda de estudio de la era rocksteady en Jamaica, esa que sucedió al ska y dio pie al reagge. Lynn Taitt, guitarrista nacido en Trinidad, fue el arquitecto musical de ese género que dominó la isla desde 1966 al 1968 y que hizo despegar la creatividad de la comunidad musical jamaicana. La culpa la tuvo un golpe de guitarra y una línea de bajo. Pero, como se suele decir, esa es otra historia.

El sello japonés Dubstore anda estos días recuperando viejos singles de Merritone Records, uno de los pequeños sellos que nacieron en la Jamaica rocksteady y que en poco tiempo pasaron a mejor vida. Merritone, subsidiaria de Federal Records (primera disquera jamaiquina), contó con la dirección musical de Lynn Taitt, que firmó a los Jets como su house band.

Lynn Taitt & The Jets, que como la gran mayoría de house bands eran un grupo relegado a firmar las caras B, también tuvo sus propios singles exclusivos. Como aquel que enfrentó a Batman y Joker en las caras A y B de un mismo siete pulgadas. Siendo estos dos mi pareja de superhéroe/supervillano preferida y el rocksteady mi última obsesión, no se me ocurre un modo mejor de ilustrar lo absolutamente cool que es la música jamaiquina de los 60 que con este artefacto rescatado de viejos másters llenos de polvo y que ahora Dubstore sirve en bandeja de plata. Con las canciones les dejo.






jueves, 30 de junio de 2011

Punky Reagge Summer


Los aunténticos punks no abandonan la ciudad en verano. En el sofocante (o más bien nublado) verano londinense de 1977, The Clash tuvieron la oportunidad de compartir estudio con su ídolo, el productor jamaicano Lee "Scratch" Perry, que solo un año antes había publicado su trascendental álbum ‘Super Ape’. Scratch se había dejado caer por la ciudad para unirse al campamento de Bob Marley, que se había instalado en la capital británica después de que un grupo de pistoleros hubiera atentado contra su vida en su mansión de Hope Road en Kingston. En aquel verano, el álbum debut de los ingleses ya llevaba varios meses en la calle y su versión de ‘Police & Thieves’, interpretada originalmente por Junior Murvin y compuesta por Perry, ya había llegado a los oídos del fundador de los míticos estudios Black Ark.

Tal vez nunca se llegará a hacer justicia con la importancia que tuvo esa versión en la escena musical posterior. Aunque Eric Clapton, Paul McCartney y los Rolling, que habían incluido un versión de ‘Cherry Oh Baby’ en su disco de 1976 ‘Black & Blue’, ya hubieran jugado con la síncopa del reggae, The Clash fueron los verdaderos embajadores blancos de Jamaica en el mundo occidental.

El libro ‘Passion is a Fashion: The Real Story of The Clash’, escrito por Pat Gilbert (del que procede gran parte de la información utilizada para este post) recordaba un encuentro en un pub entre los Sex Pistols y los Clash, que habían decidido sumar los sonidos que venían de Jamaica a su repertorio. En palabras de Joe Strummer, “los Pistols no consideraron que aquella fuera una buena idea, pero nosotros pudimos ver el potencial de combinar el reggae con lo que nosotros hacíamos para conseguir algo todavía más poderoso”. Con esa decisión, los Clash no sólo habían mostrado al punk (que acabaría fagocitándose en cuestión de un par de años) una salida redentora, sino que habían interpretado perfectamente la esencia política que empapaba la música jamaiquina de la segunda mitad de los 70.

Mientras las tensiones políticas en Jamaica dejaban cientos de muertos en las calles y estaban a punto de costarle la vida al rey Marley, la comunidad negra londinense (descendiente en su mayoría del Caribe) se batía con la policía en las revueltas de los carnavales de Notting Hill de 1976, en las que habían participado Joe Strummer y Paul Simonon.

Aquellos disturbios habían inspirado ese himno punk titulado ‘White Riot’, una invitación a la juventud blanca a ocupar un puesto en la línea del frente de las revueltas que prendían en los guetos de las grandes ciudades de Occidente. Del otro lado del Atlántico, sobre las mismas fechas, los guetos de Kingston enviaban sus propios mensajes de alarma: ‘State of Emergency’ de Joe Gibbs, ‘War Inna Babylon’ de Max Romeo o la misma ‘Police & Thieves’. Había un lenguaje de lucha común entre la música que llegaba de Jamaica y el punk que barría las ciudades británicas, y The Clash iban a estar allí para hacérselo saber al mundo.


Precisamente, los caminos de Lee Perry y The Clash se encontraron en los estudios de Island Records en Basin Street, muy cerca de donde había prendido la mecha de los disturbios de Notting Hill. Mickey Foote, técnico de sonido en los directos de los ingleses y productor de su primer álbum, también estuvo presente en aquel mítico encuentro: “Lee Perry estuvo increíble. Fuimos hasta el estudio y acabamos fumando Dios sabe qué. The Clash estaban realmente excitados. Perry no podía creer que esos chavales blancos estuvieran cantando sobre reggae y escribiendo canciones sobre los mismos temas, el asunto de la política. No podía creerse ese crossover. Pensaba que era fantástico. Nos dijo que había hablado sobre ello con Bob Marley, y que Bob estaba escribiendo una canción en la que iba a aparecer nuestro nombre. ¡Bob Marley estaba escribiendo una canción sobre los Clash! Le preguntamos si quería trabajar con nosotros en un par de canciones y el dijo que sí”.

Las sesiones de grabación tuvieron lugar en los estudios Sarm Street, ubicados en una vieja casa victoriana de Osborn Street, el lugar del primero de los asesinatos de Whitechapel en 1888. Los lamentos de las víctimas de Jack The Ripper atrapados en el tiempo se mezclaron, aquellas tardes del verano de 1977, con los rugidos de ‘The Prisoner’, ‘White Man in Hammersmith Palais’ (que quedó inacabada), ‘Complete Control’ y una versión del ‘Pressure Drop’ de Toots and The Maytals .

Para la cara A del single que resultaría de aquellas dos sesiones, Perry elaboró una mezcla dub de ‘Complete Control’ que el grupo desestimó por su escaso valor comercial. Una decisión tal vez desafortunada (vista con el beneficio del tiempo), que varios hombres cercanos a The Clash tratarían de justificar años después. Roadent -roadie de Clash, Pistols y Siouxsie & The Banshees- aseguró que “su mezcla era una jodida gozada. Era como en el álbum ‘The Upsetter’, ese LP cubierto por brumas y niebla, y que superpone capas y capas. Era como quedarte enmarañado en el sonido, pero hubiera sido inaccesible para la mayoría de la gente. Así que Mickey Foote lo retocó”.

Foote también está de acuerdo en que la mezcla de Perry era “alucinante”, pero –en sus propias palabras- “era demasiado profunda, ponía demasiado énfasis en las notas más bajas. Era demasiado grave, con demasiado eco. Así que remezclé la canción y subí las guitarras. Pero no la volvimos a grabar”. Una pena que Strummer y compañía no consideraran, al menos, dejar la versión perruna para la cara B del single.



El single con 'Complete Control' en la cara A y 'City of The Dead' en la cara B llegó a las tiendas el 23 de septiembre de 1977. Aquel fue el primer sencillo de los Clash que llegó al top 30 en el Reino Unido. 'Complete Control', además, fue incluida en la versión americana del álbum ‘The Clash’, y Lee Perry fue acreditado como productor. El resto de las canciones paridas aquellos días de verano en Whitechapel (‘The Prisioner’ y ‘Pressure Drop’) se pueden escuchar en el recopilatorio de 1992 ‘Super Black Market Clash’, versión expandida del EP homónimo. La mezcla de Perry, por lo que me consta, sólo existe en la memoria de los supervivientes de aquel encuentro interestelar.

Lee Perry, que nunca había trabajado en una mesa de mezclas tan grande, cobró 2.000 libras por las dos sesiones de grabación que condujo. De paso, se llevó un pequeño tesoro de sus nuevos amigos blancos, la palabra “rubbish” (basura). Los que vivieron aquella grabación recuerdan al menudo productor bailando y haciendo movimientos de kung-fu al grito de “rubbish, rubbish, rubbish”. De vuelta a Jamaica, Scratch concedería a The Clash el honor de ser los únicos músicos blancos dibujados en las paredes de sus estudios Black Ark.

Meses después, Bob Marley grabaría ‘Punky Reggae Party’, esa canción dedicada a The Clash, The Jam y demás muchachada punk, que serviría como cara B del single ‘Jamming’. Lee Perry, por supuesto, firmó como productor de aquel tema que, años más tarde, serviría para titular un LP de los vitorianos Potato, una de las muchas bandas que se formaron en todo el mundo al rebufo de aquel hermanamiento entre reggae, punk y calle que había liderado The Clash.

Pero no salgamos de la capital británica. Cuatro años después de aquel verano -y dos discos de The Specials mediante- Madness cerraba su tercer álbum, ‘7 ’ (1981), con 'Day On the Town', un paseo estival por la ciudad del Big Ben. Su última estrofa rezaba: “Summer in London, the weather man said / Waking up late, got to get out of bed / So much to do, got to go everywhere / A day on the town and not pay the fare / Riots in London”. Ellos no lo sabían, pero estaban narrando las raíces de su propia historia. Disturbios, reggae y un verano en Londres. Policías y ladrones. Jamaica se había instalado para siempre en el ADN de la música callejera de la Gran Bretaña.

lunes, 27 de junio de 2011

viernes, 24 de junio de 2011

Era Rocksteady


Duke Reid en Treasure Isle

Jamaica es una puta de la que no puedes escapar. Puedes pasarte años en habitaciones de colegas decoradas con posters de Bob Marley fumándose porros que no le caben en la boca, pero nunca serás capaz de descifrar lo que te espera si cruzas la línea del más célebre wailer. En mi caso, el ska me hizo cruzar la frontera Marley, esa que divide la obra de Robert Nesta del resto de música pergeñada en esa pequeña isla antillana. El impulso de un grupo de skinheads simpáticos con los que compartí micrófonos en una radio y, más tarde, la curiosidad de saber quién había detrás de los temas originales que The Specials, The Clash y Kortatu convirtieron en salivazos punk me llevaron al otro lado. A esa primera calada de papel de plata que acabaría derivando en una seria adicción.

Estas últimas semanas he estado saqueando toda la información que existe en la red sobre la era rocksteady. Si ustedes escriben, conocerán esa necesidad que de vez en cuando te empuja a planear pequeños grandes retos. Post que alimenten tu famélico blog, relatos que siempre acaban a medias o ese reportaje que te va a procurar fama y dinero. Un reto, al fin y al cabo, que te obligue a sentarte frente a la pantalla y sumirte en ese bello trance de teclear compulsivamente.

Sí, el de la izquierda es Bob

El bendito rocksteady me tiene enrocado entre los años 1966 y 1968 de la corta pero intensísima historia musical jamaiquina. ¿Les gusta Bob Marley, pero nunca se han molestado en saber lo que hay al otro lado? Pues tengan cuidado si empiezan, porque cuando empiecen a conocer los nombres y las historias de Duke Reid, Coxsone Dodd, Tommy McCook, Lynn Taitt, Lee Perry, Phyllis Dillon y Alton Ellis, por sólo nombrar algunos, no sabrán si alguna vez podrán escapar la tentación de seguir escarbando entre información y acumulando conocimientos potencialmente inútiles.

De momento, sólo les diré que el rocksteady, melosa forma de congeniar con el soul americano de mediados de los 60, llegó cuando el ska, frenético y simple, ya era una sólo una página caduca en la cambiante historia de la música jamaiquina. Los estudiosos han especulado con muchas razones para el cambio de tempo, desde el calor a las amenazas de los señores del gueto, pero la única realmente cierta podría ser la asombrosa voracidad de la exigente audiencia jamaicana, que odiaba asistir a fiestas con las mismas canciones de siempre. Bueno eso y la altísima densidad de músicos y productores virtuosos capaces de transformar los anhelos del público en pequeñas joyas de dos minutos y medio.

El rocksteady tuvo una vida corta e intensa. Su reinado acabaría siendo suplantado por los dreadlocks del reagge. Pero enfrentarse a esos dos años y medio de la historia musical de un país con el tamaño de Asturias no es cuestión de un par de tardes. Son tantos nombres, tantas teorías, tantas leyendas, tantas incógnitas, que a uno le da la sensación de que podría quedarse para siempre en ese lugar y ese tiempo. La recolección de datos, afortunadamente, acabó hace varios días y, después de perder el miedo a escribir mal todos esos datos acumulados con esfuerzo y cariño, ha llegado la hora de poner negro sobre blanco todo lo aprendido.

Tendrán más noticias del rocksteady, pero de momento les quiero dejar con la música e imágenes de un viaje del que para mí todavía no ha acabado. Espero que si nunca se atrevieron a cruzar la frontera de Bob Marley, les pueda contagiar al menos algo de curiosidad.

Lista con el rocksteady más granado de Spotify (salvo alguna rara excepción, todas estas canciones se grabaron en Jamaica entre los años 66 y 68).

Jamaica Goes Soul: Versiones jamaiquinas de clásicos soul
(de cualquier época y en constante expansión)

Desmond Dekker & The Aces, 1967

Desmond Dekker fumando como el soulman que era









Oh! Es Jackie Mittoo acompañado de tres jamonas-reggae

Unos Toots & The Maytals muy jóvenes y sonrientes

Bailando en la Jamaica de los años 50, todavía en el British Empire

Lynn Taitt, padre del cordero, burbujeando una nota

The Soulettes

sábado, 18 de junio de 2011

En los cincuenta...

El caballero metálico las prefería rubias.

miércoles, 1 de junio de 2011

Too far gone

“El mundo que conocíamos ya no existe”

Lo zombi es el western moderno (o el western para modernos). Un género de historias más grandes que la vida misma, épicas como finales de la Copa de Europa. Los Muertos Vivientes es la gran historia de Rick, un poli que despertó de un coma en un mundo totalmente diferente al que había conocido. El clásico escenario donde los muertos, que son masa, caminan y se alimentan de los vivos. Cuando comprende la situación, Rick se enfunda de nuevo el traje de poli, se arma hasta los dientes y sale en busca de su esposa Lori y su hijo Carl.

El volumen número 13 de Los Muertos Vivientes acaba de ser deglutido al ritmo que el resto. Bien lo sabe mi cartera, que ha visto como los 7,5 euros caían como pequeños días de la marmota sobre la mesa del contador de mi tienda de cómics de confianza. Sin embargo, cada penique ha merecido la pena para continuar el viaje por la selva en que se ha convertido nuestro planeta, ahora que no caben más muertos en el infierno.

A estas alturas, no sé cómo van las cuentas, pero la tierra fue conquistada por los zombis hace bastante más de un año en el universo Walking Dead. Y como advertía su guionista, Robert Kirkman, en el apasionado prefacio que dedicó a su obra, ahí reside la madre del cordero. Como el Malkovich que se introduce en Malkovich y luego ve todo Malkovichs, Los Muertos Vivientes explora la posibilidad más remota. Cómo reacciona la civilización, o sus restos, a una plaga tan colosal.

Por lo demás, ya conocen de sobra los ingredientes de las aventuras (de zombis): acción a raudales, violencia por un tubo, muertes a granel, mucho drama y conversaciones absolutamente trascendentales. Es lo que tiene la supervivencia y, pensándolo bien, su galería de personajes. Como McNulthy, Rick sólo es uno más en un mundo muy jodido. Pero no querría hablar del resto, por si todavía queda alguien que no sepa todavía cuánta felicidad cabe en las miles de páginas ya escritas de la historia. Además, siempre está bien aprender un poco de teoría. Nunca se sabe lo cerca que puede quedar el Apocalipsis.

martes, 31 de mayo de 2011

Humor inglés

La comedia inglesa está influenciada por la naturaleza del cotidiano humor inglés y por otras “reglas del inglesismo” como la regla de la vergüenza (la mayoría de la comedia inglesa trata esencialmente sobre la vergüenza). La comedia inglesa, como uno puede esperar, obedece las reglas del humor inglés de la misma forma que juega un importante rol social en su transmisión y refuerzo. Casi toda la mejor comedia inglesa parece implicar reírnos de nosotros mismos.

Aunque no afirmaría que la comedia inglesa es superior a la de otras naciones, el hecho de que no tengamos el concepto de separar “el momento y el lugar” para el humor, que el humor cubra nuestra conciencia, conlleva que los escritores de comedia inglesa, artistas e intérpretes tengan que trabajar muy duro para hacernos reír. Ellos tienen que producir algo superior al humor que impregna cada aspecto de nuestras interacciones sociales ordinarias. El que los ingleses tengan “un buen sentido del humor” no significa que sea fácil divertirlos. Más bien todo lo contrario: nuestro afilado y muy bien afinado sentido del humor, y nuestra cultura saturada de ironía, hacen que probablemente seamos más difíciles de entretener que el resto de culturas.

Kate Fox, 'Watching the English: The Hidden Rules of English Behaviour'



viernes, 20 de mayo de 2011

#15M

15 M, 21:52

Madrid lleva el #15M en los hombros. La suerte de lo que acabe resultando de la protesta dependerá en gran medida de lo que ocurra en esa mítica Plaza de la Puerta del Sol (la del cartel de Tio Pepe). De lo que resulte de esa pequeña comunidad que roba espacio mediático a la plana mayor de la política nacional.

Para esta casa, es una suerte que un habitual colaborador, Demian, se encuentre en la capital del reino y haya contado en La Ciudad a Poniente sus experiencias de estos días extraños. Les invito a que lean el post. La mejor crónica que he leído hasta la fecha.

Actualización 24/04/11

#estoesreflexion

Después de que la derecha haya barrido el panorama político municipal y autonómico os dejo con una nueva reflexión de Demian sobre lo que estos días acontece en Madrid y en su céntrica plaza de Sol. Además de él, la blogosfera amiga se llena de interesantes post que no deben dejar escapar: Mycroft invoca a Marvin Gaye y traza un mapa de otros interesantes post sobre este asunto y extracta párrafos de Los ejércitos de la noche de Norman Mailer (sobre la marcha hacia el Pentágono de 1967); Paolo2000 recopila en su blog un racimo de interesantes imágenes del movimiento acampadil y expone esta certera visión de los resultados del 22M; Absence explora las trampas de la Ley D'Hondt.

jueves, 19 de mayo de 2011

Encuentros astrales en el planeta POP

Solo falta el osito de mimosín

Paul estaba en casa, sacando brillo a alguno de sus muchos discos de oro y pendiente de los niños. Sonó el teléfono. ¿Recuerdan la voz del Michael Jackson –en realidad Leon Kompowsky- que Homer conoció en el manicomio? Bien, imaginen esa voz. “Hola Paul”. En esta ocasión se trataba del auténtico, que todavía era negro. “Soy Michael. ¿Te gustaría grabar unos hits?”. No se sabe si con el símbolo de los dólares en los ojos, pero el caso es que Paul dijo que sí sin pensárselo dos veces.

La de Michael Jackson y Paul McCartney fue una de las reuniones más míticas y probablemente innecesarias de la década de los 80. Un episodio histórico, sin lugar a dudas, que simbolizó el cambio del trono del pop a favor de la joven estrella negra, que de la mano de Quincy Jones iba a firmar, poco tiempo después, su obra más vendida. La más vendida de todos los tiempos, en realidad. Hablamos de Thriller, claro.

The Girl is mine, primer single editado del dúo de prebostes del pop (en octubre de 1982), fue precisamente el primer sencillo de aquel álbum legendario. Un tema bien blando que ha envejecido fatal y que en su día se consideró un intento de canción para blancos de la factoría Jackson -escritor- y Jones -productor-. El disco, que vería la luz un mes después, se antojaba una castaña. Lo que no evitó que el single, con Can’t get outta the rain en la cara B, vendiera bien (número 2 de la Billboard y 8 en el Reino Unido).

El momento, entre azucarado y casposo, en la que las dos estrellas se disputan dialécticamente la chica es especialmente sangrante; pero supongo que la canción todavía tiene un pase, por eso de la nostalgia.



Para llegar hasta Say, say, say, mucho más potable, tenemos que hacer un viaje en el espacio y en el tiempo. De Los Angeles, donde se grabó The Girl is mine, nos vamos hasta los legendarios estudios Abbey Road de Londres. Halagado por la propuesta de colaborar en el disco de Jackson, McCartney también quiso contar con la joven estrella para su olvidable LP ‘Pipes of Peace’ (1983). La canción fue registrada, sin embargo, durante las sesiones de producción de ‘Tug of war’, entre mayo y octubre de 1981.

Su grabación fue seguramente clave para la seguridad de Jackson, que se mostró encantado con la experiencia y aseguró haber compartido estudio con McCartney de igual a igual. De todas formas, no todos los días uno tiene la oportunidad de compartir una sala de Abbey Road con un beatle y el productor George Martin. Y si la canción merece la pena es precisamente por las garras de Michael, que aquellos días andaban bastante afiladas. La voz del niño prodigio de los Jackson 5 estaba ya lo suficientemente madura como para barrer al mismísimo Paul McCartney del estudio.

El single, con Ode to a Koala Bear en la cara B (en serio), fue número 1 en EEUU y 2 en el Reino Unido. El video, dirigido por Bob Giraldi, es del mismo gusto hortera que esta batería de canciones, pero hace gracia, la verdad.



De la hornada del Pipes of Peace, Macca y Jacko también dejaron para la historia The Man. Una ochenterada con bien de azúcar que tiene su gracia y supone, en realidad, lo mejor de ese disco junto a Say, Say, Say. Aunque la producción es muy mala (esa guitarra), tiene cierto morbillo escuchar esas dos voces juntas.

Según cuenta Wikipedia, los McCartney acogieron a Jackson en su casa durante las sesiones de grabación londinense. La sintonía fue magnífica y Paul, que siempre ha sido muy mirado para los negocios, se permitió aconsejar a Michael. Una noche le enseñó, seguramente para presumir, el abultado catálogo de canciones que poseía. “Este es el verdadero negocio. Cada vez que alguien pincha una de estas canciones en la radio, yo gano dinero”. En 1985, Michael Jackson adquiría el catálogo de Northern Songs, con todas las canciones con la firma Lennon/McCartney. Sin duda, uno de los negocios musicales más rentables de la historia. El dinero le supuso, una vez más, una nueva enemistad a McCartney, que apuntó a Jackson en una posición bastante alta de su lista de enemigos. Más de una década y media después de aquello y tras la prematura muerte del compositor de Billie Jean, Paul le recuerda como “a good chap”.



La anterior canción, por supuesto, iba dedicada a nuestro hombre Macca, que ya prepara su tercer enlace matrimonial. En guasíbilis te deseamos toda la felicidad del mundo y nos quedamos a la espera de esa invitación.

jueves, 12 de mayo de 2011

Dixieland por Demian

Adicto

Hace falta tomarse un minuto, darse un respiro, para poder hablar de Treme porque si no lo haces, te ahogas. Porque en determinadas ocasiones, cuando uno no puede crear, tiene que renunciar y hablar de los que si lo hacen. Distinguiereis o no, hoy día, a una persona culta, de otra que lo parece, dependiendo de su grupo preferido, su libro favorito y su devoción por el buen cine.

Yo sentí que algo moría dentro de mí el día que acabé The Wire, la pérdida es similar a la adicción a la heroína. Enseguida buscas algo más que meterte, pero en realidad eres consciente de que esa otra mierda no te coloca. Ansioso y desesperado me decidí a meterme las reservas que tenía, es decir, Treme.

Aterricé hará un mes en el aeropuerto de Nueva Orleans y allí estaba el viejo Bunk, soplando su trombón de varas, ahora como Antoine Batiste; un negrata adultero y bonachón, con el jazz en las venas, que con su banda te da la bienvenida de la forma más espectacular que ningún melómano pueda soñar jamás en un aeropuerto. Esta serie nos da una radiografía verdadera, impagable y sincera de como nunca volverá a ser Nueva Orleans, y de cómo nunca dejará de serlo tras una catástrofe. Lo mejor de todo es que ya los conoces. Un cocinero, guiris, un músico de estudio y un músico callejero, o un profesor de historia son por ejemplo el tipo de personajes universales de Treme.

Creo que lo que más me ha impresionado de la nueva creación de David Simon en su primera temporada ha sido su descarnada y alegre forma de narrar el coraje. Esta fabulosa parte de cómo un huracán llamado Katrina y la administración Bush intentaron, y en parte lo consiguieron, arrancarle un momento más a la vida. Y de como el ser humano tiene muchas maneras de levantarse tras una dolorosa pérdida, o no. La pérdida y la búsqueda, la huida y el reencuentro, la lucha y la derrota. Todo esto te golpea en cada escena, y ni sonríes y te entristeces, ni te alegras ni te ahogas, simplemente vives y sobrevives.

El otro gran plus de Treme es que la música es la protagonista. Ningún personaje, ninguna trama, no hay nada que no se supedite al música. En este caso, el alma de la ciudad, que como todo espíritu en una película de Miyazaki, es tratada de manera mundana y mística. Hay aprendizajes que duelen, hay grandes retos que no somos capaces de superar. Y aún así Treme nos enseña que la dignidad está por encima convenciones, y que además, no se negocia.

jueves, 5 de mayo de 2011

33series

Para un servidor, Spotify es el mejor invento en lo que llevamos de siglo. Faltan muchas cosas, lo sé. Joder, no están los Beatles, Pink Floyd, Led Zeppelin, Negu Gorriak ni AC/DC, qué les voy a contar. Pero no me negarán que el catálogo de música de la herramienta es impresionante. Desde hace ya un par de años, Spotify sacia mis necesidades melófagas. Y lo hace de forma inmediata. Para el que esto escribe, la descarga de música es cosa del pasado. Las febriles y bizarras mixtapes que de tarde en tarde cuelgo por esta casa son fruto de mis tardes perdidas frente a la pantalla. Y es tanta la música que siempre quise escuchar y que está ahí que no puedo más que dar gracias al Jah informático que diseñó esta aplicación.

33series es la respuesta de la gente guasíbilis al maravilloso invento de las listas de reproducción. Un colectivo de musicólogos unidos para separar el grano de la paja de ese universo de canciones que es el Spoti y que recopila música, de forma temática y en cómodos packs de 33 canciones. Treintaytrés, sí; como las revoluciones por minuto a las que giraban los viejos elepés.

A continuación, les dejo con todas las listas que las 33series ha publicado hasta ahora. Intentaré ir colgando futuros lanzamientos en este mismo post. Sin embargo, por si la vagancia vuelve a ganarme la batalla, los interesados siempre pueden consultar las novedades en el perfil de Facebook del colectivo.

Canciones del verano que no vivió Jesucristo

Todos volvemos a creer en un ser superior cuando llega el verano con sus cafés con hielo, tardes cerveceras y chicas que enseñan más partes. Con esta lista cortamos, hace casi un año, la cinta inaugural del proyecto. Música surf, pachangadas infames y temática veraniega. El ritmo del estío. Yeah.

Manchester Calling

Repaso de la escena mancuniana desde los 60 (The Hollies, Herman's Hermits) hasta los primeros años del nuevo milenio. Oasis tampoco está presente en el catálogo de Spotify (damn!), pero sí casi toda la escena Madchester, Factory Records, el post punk y todos esos rollos. Por si se lo preguntan, de la discografía de los hermanos Gallagher hubiéramos escogido la brutal 'Marry with children'. Tal vez para la segunda parte.

Nick Hornby's High Fidelity

Ya saben los lectores más veteranos de este blog del gusto de un servidor por la primera novela del melófago Hornby. Esta lista recopila 33 temas de los muchos que menciona el libro. R&B, soul, jamaica, rock inglés y americano de los de toda la vida, punk, sesentas, setentas, ochentas, noventas... Como nosotros no ponemos la materia prima musical (sólo escogemos y damos forma) lo podemos decir, una lista cojonuda.

In my afterlife

Los 30 años que nos separan de la muerte de John Lennon me pegaron bien fuerte, creo que ya lo he contado en un post del pasado. Aquí recopilo un buen puñado de versiones de composiciones del beatle de la nariz aguileña que fueron registradas después de 1980, año de su asesinato. No todos los temas son para tirar cohetes, pero hay alguno bien bueno.

33series meets New York City

Hoy he soñado que paseaba por las calles de Nueva York, en serio. Ese es un sueño recurrente para mí. Será que nunca he tenido la oportunidad de ir y que, aun así, la ciudad me resulta muy familiar. Ya saben, el cine, la televisión, la música... Para mi gusto, esta es una de las mejores listas realizadas por las 33series. Tiene casi todo lo que ha hecho a NYC una ciudad clave en la música moderna. Pero mejor que explicarlo yo, lo comprueban ustedes.

Bizarre Guateque

Esta la presentamos a un concurso de sharemyplaylist.com que no ganamos. Ellos pedían canciones para animar cualquier tipo de fiesta. Y creo que acertamos. Si en cualquier guateque pincharan esta lista, yo gozaría cual animal de granja a la hora del almuerzo. Vaya que sí.

JOHN WAS HERE

Y Lennon de verdad llegó al Spotify. Así que había que rendirle tributo. Ya les digo que el 30 aniversario de su muerte me pegó fuerte. En la lista no sale Imagine, creo que sólo por eso merece la pena una escucha. Su carrera después de los Beatles fue irregular. Poco que destacar más allá de sus dos primeros discos. Pero temas buenos los hay. Nos ha jodido.

Crossroads, a blues tale

Desde el delta del Mississippi hasta los oscuros clubes de las ciudades del norte. El blues es el principio de casi todo, la raíz del gran árbol de la música popular del siglo XX. No vamos a descubir nada nuevo, a estas alturas. Aquí hemos recopilado bien de material viejuno. Ma Rainey, Bessie Smith, Robert Johnson y lo que viene a continuación.

Quiero ser mujer

La plantilla de 33series crece y nos llega esta lista, dedicada a algunas de las más grandes voces femeninas. Mucha garganta negra y alguna declaración de intenciones como Luz Casal, Alaska y Cindy Lauper. En la nevera tenemos una réplica de voces femeninas hispanoparlantes. Permanezcan atentos.

PrePostGrunge para tontos

Nuestro compañero musicólogo Lolo elaboró este repaso por el grunge desde sus raíces a sus derivados. Hace poco me comentaba que grunge, lo que se dice grunge, es un estilo de música exclusivo de Seattle. Sin embargo, consigue reunir a 33 grupos diferentes con algo en común: la capacidad de demostrarnos que los 90 fueron días sucios, llenos de claroscuros y con un punto hedonista. A mí, por lo menos, me suena a eso.

Conección del año: Pumuky deals good shit

Desde nuestro primer encuentro, en una alcohólica noche del año pasado, Pumuky me ha ido llenando la bandeja de entrada del Spoti con sus descubrimientos: mucha Jamaica y cosa negra, escenas de países por descubrir y hasta música clásica. Del casi centenar de canciones que me había hecho llegar, seleccioné estas 33. Un mapa musical fantástico para eso del aprender cosas desordenadamente.

Ho Chi Minh baila... Blues psicodélico

De lo mejor y más elaborado que hemos hecho hasta ahora en 33series. El compañero jabalí es un jodido estudioso de la escena psicodélica del segundo lustro de los 60. Aquí nos presenta una colección llena de blues y guitarras grasientas. Mucho ojito porque hay la hostia por descubrir entre los 33 grupos reunidos.

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